Edición Española
    Biblioteca

    Jacint Verdaguer

    A orillas del mar

    Snbir me place al alto promontorio
    Que el piélago domina,
    A meditar mientras el sol radiante
    Desde el zenit declina.

    A la luz de esa antorcha miro el cielo,
    Y cubierto de espuma
    El dilatado mar; grandeza tanta
    Mi pequeñez abruma.

    Hablo, y escucho á las galanas ondas,
    Y en mágico espejismo
    Gozóme en festejar muertos ensueños
    Que evoco del abismo.

    ¡Cuántos castillos levanté en la playa!
    Derribólos el viento
    Con sus torres y cúpulas altivas
    De oro, y cristal, y argento.
    Poemas ¡ay! que fueron un instante
    Juguete de garzones;
    Conchas que salen á la orilla, y vuelven
    A incógnitas regiones.

    Naves empavesadas que zozobran
    En un albor de mayo;
    Islas de oro que nacen, desparecen,
    Del sol al primer rayo.

    Ideas que mi ardor arrebatando
    Abrevian mi existencia,
    Cual ráfagas que flor marchita envuelven
    Y le roban la esencia.

    Algo al vivir ó al corazón le quita
    Huyendo la oleada;
    Los tumbos que ahora vienen ¿qué me piden,
    Si ya no tengo nada?

    Con las olas del mar ó las del tiempo
    Iré á senos profundos.
    ¿Porqué, porqué, engañosa poesía.
    Me enseñas á hacer mundos?

    Lo que escribí en el polvo, el polvo borra;
    ¡Quién nada hubiera escrito!
    ¿Qué soy, Señor, qué soy? Grano de arena
    Del mar de lo infinito.




    TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR


    © 1991-2024 The Titi Tudorancea Bulletin | Titi Tudorancea® is a Registered Trademark | Aviso legal
    Contact