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    Mariano José de Larra

    Por qué, mariposilla

    ¿Por qué, mariposilla,
    volando de hoja en hoja,
    haciendo vas alarde
    ya de inconstante y loca?

    ¿Por qué, me di, no imitas
    la abeja que industriosa
    el jugo de las flores
    constante en una goza?

    Advierte que no vaga
    del alelí a la rosa,
    que una entre miles busca
    y una fragante sola.

    Y cuando ya la elige
    hasta exprimirla toda,
    jamás voluble pasa
    sin disfrutarla a otra.

    ¿No ves también que el pecho
    de ella liciones toma?
    que así jamás libada
    deje de amor la copa.

    Si en tus cambiantes raros
    el sol que te colora
    deslumbra nuestros ojos
    con tintas mil vistosas;

    ¿Por qué, avecilla leve,
    rehúsas voladora
    sola, una flor y un cáliz
    cubrir de orgullo y gloria?

    Para el batir tus alas,
    para en las blancas pomas,
    y en el turgente seno
    de la que el pecho adora.

    Allí una florecilla
    dulce fragancia hermosa
    al seno de mi Fili
    con ambición le roba.

    Vuela, mariposilla,
    que si una vez tan sola
    en sus matices quieta
    de sus delicias gozas.

    No ya más inconstante
    has de querer traidora
    volver a la floresta
    a revolar entre otras.

    Vuela, avecilla, vuela,
    recoge sus aromas,
    y tórnate a mí luego
    y dame cuanto cojas.




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