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    La biología de la leche maternal

    Es posible que haya escuchado que la leche materna es lo mejor. Pero, ¿qué la hace tan buena para los bebés? La leche materna satisface las necesidades de salud de su bebé. Los investigadores están aprendiendo más sobre su contenido y cómo cambia a medida que los bebés crecen.



    La biología de la leche maternal. Foto: Dave Clubb/Unsplash


    “La lactancia materna es el mejor criterio de alimentación para los bebés”, dice el Dr. Dan Raiten, experto en nutrición infantil de los NIH. La leche humana proporciona nutrientes y otros componentes que los bebés necesitan para crecer y desarrollarse. Entre ellos, están las proteínas, las grasas, los carbohidratos, las vitaminas y los minerales.

    Los expertos recomiendan que los bebés consuman leche humana exclusivamente durante los primeros seis meses de vida. Si es posible, deben continuar bebiendo leche humana, del pecho o que haya sido extraída y colocada en un biberón, por hasta 12 meses. Los padres pueden agregar otros alimentos a partir de los seis meses.

    La lactancia materna (también llamada amamantamiento) reduce el riesgo de que un bebé sufra del síndrome de muerte súbita del lactante (SMSL) y de que desarrolle asma, obesidad, diabetes tipo 1, infecciones de oído o infecciones intestinales que causan diarrea o vómitos.

    También beneficia a la madre dado que reduce potencialmente su riesgo de padecer hipertensión o desarrollar diabetes tipo 2, cáncer de ovario y cáncer de mama. Además, ayuda al proceso de vinculación entre padres e hijos.

    La leche humana también proporciona a los bebés protección contra los gérmenes. El sistema inmunitario de un bebé aún no está desarrollado, por lo que no tiene muchas moléculas que combatan los gérmenes, llamadas anticuerpos. La leche materna transmite los anticuerpos de la madre al bebé, lo que ayuda a proteger al niño de los gérmenes hasta que se desarrolle su sistema inmunitario.

    Por otra parte, la leche materna contiene muchos otros componentes biológicamente activos. “La leche humana no es solo un compuesto de componentes individuales”, dice Raiten. “Es un sistema biológico activo”. La madre que amamanta (productora de leche) y el bebé interactúan y se afectan entre sí. Eso significa que el contenido de la leche humana puede cambiar, incluso en el transcurso del día.

    Consideremos las moléculas que regulan los relojes biológicos de su cuerpo, o relojes circadianos. Su cuerpo tiene diferentes cantidades de estas moléculas dependiendo de la hora del día. Estas señalan cuándo es hora de despertarse, comer y dormir, y se transmiten al bebé a través de la leche materna.

    Los investigadores apenas comienzan a comprender de qué manera la composición de la leche afecta la salud de los bebés a corto y largo plazo. Para obtener más información, los NIH iniciaron el proyecto BEGIN. Este proyecto trata de desentrañar la biología detrás de la producción de leche, cómo la leche afecta el desarrollo de los bebés y cómo los bebés y su entorno influyen en este sistema.

    Algunas madres lactantes no producen suficiente leche o pueden tener problemas físicos que bloquean la salida de la leche. A otras se les puede recomendar que no amamanten si están tomando ciertos medicamentos o fármacos o cuando tienen determinadas enfermedades.

    Para aquellas que no pueden amamantar, la fórmula es una opción. “La fórmula está hecha según el conocimiento más certero que tenemos sobre la composición de la leche humana”, dice Raiten. Y ese conocimiento continúa evolucionando.

    Elecciones sabias

    — Acurrúquese con su bebé piel con piel justo después de dar a luz, si ambos están sanos.

    — Amamante lo antes posible después de dar a luz.

    — Solicite la ayuda de un asesor de lactancia en el hospital

    — Pídale al personal del hospital que no le dé chupetes, agua azucarada o fórmula a su bebé, a menos que sea médicamente necesario.

    — Deje que su bebé permanezca en su habitación del hospital durante todo el día y la noche para que pueda amamantarlo con frecuencia.

    — Intente no darle a su bebé ningún chupete o tetina artificial hasta que sea capaz de prenderse bien al seno (generalmente entre las 3 y 4 semanas de vida).

    — Reconozca las señales de hambre de su bebé. Los bebés pueden ponerse más alertas y activos. Es posible que se lleven las manos o los puños a la boca, hagan movimientos de succión, busquen el seno a su alrededor o lloren. (Institutos Nacionales de la Salud)




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