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    José Marchena

    La primavera

    ¿Ves, hermosa, la fuente que bullendo
    el céfiro menea blandamente?
    Amor la agita: mira su corriente
    hacia el amado arroyo huir riendo.

    Mira volar la abeja susurrante
    en torno de las violas olorosas,
    y su néctar le ofrecen amorosas,
    zagala; que es la flor también amante.

    ¿No escuchas gorgear los ruiseñores,
    de aguda flecha el tierno pecho heridos,
    y en melodiosos trinos no aprendidos
    explicar sus dulcísimos amores?

    ¿No ves las palomillas amorosas
    exhalar sus arrullos inflamados?
    ¿Los pichones no ves enamorados
    responder en querellas cariñosas?

    Todo es amor; la alegre primavera,
    al universo nueva vida dando,
    naturaleza yerta va inflamando,
    que Enero con su escarcha entorpeciera.

    Y tú, por más que lo rehuyas dura,
    has de rendir a Amor el cuello erguido,
    que todo se avasalla ¡ay! a Cupido:
    tal es la ley eterna de natura.




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