Edición Española
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    José María Gabriel y Galán

    Almas

    (En la muerte del padre Cámara)


    Yo de un alma de luz estuve asido,
    luz de su luz para mi fe tomando;
    pero el Dios que la estaba iluminando,
    veló la luz bajo crespón tupido.

    Tanto sentí, que sollocé dormido,
    y dentro de mi sueño despertando,
    vi que el alma del justo iba bogando
    por el espacio ante el Señor tendido.

    Y, faro bienhechor, polar estrella ,
    la mística doctora del Carmelo,
    desde una celosía de la Gloria,

    —¡Ven! ¡Ven!— le dijo, ¡y la elevó hasta ella!
    Entraron las dos almas en el cielo
    y un nuevo sol brilló en el de la Historia.




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