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    Diego Hurtado de Mendoza

    A la ribera de la mar sentada

    A la ribera de la mar sentada,
    Sobre el sepulcro de Ayax Telamon,
    La Fortaleza estaba despechada,
    Moviendo contra Grecia indignacion.

    Los cabellos de hierro y la acerada
    Veste rompia al llanto y turbacion;
    La gente se alteró, y aunque espantada,
    Quiso della entender su alteracion.

    Respondió, vuelto el rostro á los troyanos:
    «Aun por haceros Grecia mayor mengua,
    Contra Ayax por Ulises sentenció.

    Desposeyendo aquellas fuertes manos,
    Y entregando á la vil y flaca lengua
    Las armas con que Aquiles os venció.»




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