Edición Española
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    Federico García Lorca

    Chopo muerto

    ¡Chopo viejo!
    Has caído
    en el espejo
    del remanso dormido,
    abatiendo tu frente
    ante el Poniente.
    No fue el vendaval ronco
    el que rompió tu tronco,
    ni fue el hachazo grave
    del leñador, que sabe
    has de volver
    a nacer.

    Fue tu espíritu fuerte
    el que llamó a la muerte,
    al hallarte sin nidos, olvidado
    de los chopos infantes del prado.
    Fue que estabas sediento
    de pensamiento,
    y tu enorme cabeza centenaria,
    solitaria,
    escuchaba los lejanos
    cantos de tus hermanos.

    En tu cuerpo guardabas
    las lavas
    de tu pasión,
    y en tu corazón,
    el semen sin futuro de Pegaso.
    La terrible simiente
    de un amor inocente
    por el sol de ocaso.

    ¡Qué amargura tan honda
    para el paisaje,
    el héroe de la fronda
    sin ramaje!

    Ya no serás la cuna
    de la luna,
    ni la mágica risa
    de la brisa,
    ni el bastón de un lucero
    caballero.
    No tornará la primavera
    de tu vida,
    ni verás la sementera
    florecida.
    Serás nidal de ranas
    y de hormigas.

    Tendrás por verdes canas
    las ortigas,
    y un día la corriente
    llevará tu corteza
    con tristeza.

    ¡Chopo viejo!
    Has caído
    en el espejo
    del remanso dormido.
    Yo te vi descender
    en el atardecer
    y escribo tu elegía,
    que es la mía.


    1920




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