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    Juan de Mena

    Laberinto de fortuna

    1 Al muy prepotente don Juan el segundo,
    aquel con quien Júpiter tuvo tal zelo
    que tanta de parte le fizo del mundo
    quanta a sí mesmo se fizo del çielo,
    al gran rey de España, al Çésar novelo;
    al que con Fortuna es bien fortunado,
    aquel en quien caben virtud e reinado;
    a él, la rodilla fincada por suelo.

    2 Tus casos falaçes, Fortuna, cantamos,
    estados de gentes que giras e trocas,
    tus grandes discordias, tus firmezas pocas,
    y los que en tu rueda quexosos fallamos;
    fasta que al tempo de agora vengamos
    de fechos pasados cobdiçia mi pluma
    y de los presentes fazer breve suma:
    y dé fin Apolo, pues nos començamos.

    3 Tú, Calïope, me sey favorable,
    dándome alas de don virtuoso;
    por que discurra por donde non oso,
    convida mi lengua con algo que fable;
    levante la Fama su boz inefable,
    por que los fechos que son al presente
    vayan de gente sabidos en gente;
    olvido non prive lo que es memorable.

    4 Como no creo que fuessen menores
    que los de Africano los fechos del Çid,
    nin que feroçes menos en la lid
    entrasen los nuestros que los agenores,
    las grandes façañas de nuestros señores,
    la mucha constançia de quien los más ama
    yaze en teniebras, dormida su fama,
    dañada de olvido por falta de auctores.

    5 La grant Babilonia, que ovo çercado
    la madre de Nino de tierra cozida,
    si ya por el suelo nos es destruida,
    ¡quánto más presto lo mal fabricado!
    E si los muros que Febo a travado
    argólica fuerça pudo subverter,
    ¿qué fábrica pueden mis manos fazer
    que no faga curso segunt lo passado?

    6 Ya, pues, desrama de tus nuevas fuentes
    en mí tu subsidio, inmortal Apolo;
    aspira en mi boca por que pueda sólo
    virtudes e viçios narrar de potentes.
    A estos mis dichos mostradvos presentes,
    o fijas de Tespis, con vuestro thesoro,
    y con armonía de aquel dulçe choro
    suplid cobdçiando mis inconvenientes.

    7 Dame liçençia, mudable Fortuna,
    por tal que blasme de ti como devo:
    lo que a los sabios non deve ser nuevo
    innoto a persona podrá ser alguna;
    pues que tu fecho así contrapugna,
    faz a tus casos como se concorden,
    ca todas las cosas regidas por orden
    son amigables de forma más una.

    8 La orden del cielo exemplo te sea:
    guarda la mucha constançia del Norte;
    mira el Trión, que ha por deporte
    ser inconstante, que siempre rodea;
    e las siete Pleyas que Atlas otea,
    que juntas parescen en muy chica suma,
    siempre se asconden venida la bruma;
    cada qual guarde qualquier ley que sea.

    9 ¿Pues cómo, Fortuna, regir todas cosas
    con ley absoluta, sin orden, te plaze?
    ¡Tú non farías lo qu'el çielo faze,
    e fazen los tiempos, las plantas e rosas?
    O muestra tus obras ser siempre dañosas,
    o prósperas, buenas, durables, eternas:
    non nos fatigues con vezes alternas,
    alegres agora e agora enojosas.

    10 Mas bien acatada tu varia mudança,
    por ley te goviernas, maguer discrepante:
    ca tu firmeza es non ser constante,
    tu temperamento es destemperança,
    tu más çierta orden es desordenança,
    es la tu regla ser muy enorme,
    tu conformidat es non ser conforme,
    tú desesperas a toda esperança.

    11 Como las nautas que van en poniente
    fallan en Cádiz la mar sin repunta,
    Europa por pocas con Libia que junta,
    quando Boreas se muestra valiente,
    pero si el Austro comueve al tridente,
    corren en contra de como vinieron
    las aguas, que nunca ternán nin tuvieron
    allí, donde digo, reposo paçiente,

    12 así fluctuosos, Fortuna aborrida,
    tus casos inçiertos semejan, e tales,
    que corren por ondas de bienes e males,
    faziendo non çierta ninguna corrida.
    Pues ya por que vea la tu sinmedida,
    la casa me muestra do anda tu rueda,
    por que de vista dezir çierto pueda
    el modo en que tratas allá nuestra vida.

    13 Non bien formadas mis bozes serían
    quando robada sentí mi persona,
    e llena de furia la madre Belona
    me toma en su carro que dragos traían,
    e quando las alas non bien remeçían
    feríalos ésta con duro flagelo,
    tanto que fizo fazerles tal buelo
    que presto me dexan adonde querían.

    14 Así me soltaron en medio de un plano
    desque ovieron dado comigo una buelta,
    como a las vezes el águila suelta
    la presa que bien nol finche la mano;
    yo de tal caso mirable, inhumano,
    falléme espantado en un grand desierto,
    do vi multitud, non número çierto,
    en son religioso e modo profano.

    15 E toda la otra vezina planura
    estava çercada de nítido muro,
    así trasparente, clarífico, puro,
    que mármol de Paro paresçe en albura,
    tanto qu'el viso de la criatura,
    por la diafana claror de los cantos,
    pudiera traer objectos atantos
    quantos çelava so sí la clausura.

    16 Mas ya porque en otros algunos lugares
    mi vista, bien antes que yo lo demande,
    me faze grant cuerpo de cuerpo non grande
    quando los medios son especulares,
    dixe: «Si formas tan mucho dispares
    bien non reguardo, jamás seré ledo
    si de más çerca mirar ya non puedo
    sus grandes misterios e muy singulares».

    17 Como el que tiene el espejo delante,
    maguer que se mire de drecho en drecho,
    se parte pagado, mas non satisfecho
    como si viese su mesmo semblante,
    tal me sentí ya por el semejante,
    que nunca así pude fallarme contento
    que non desease mirar más atento,
    mi vista culpando por no ser bastante.

    18 Estando yo allí con aqueste deseo,
    abaxa una nuve muy grande y escura;
    el aire fuscando con mucha presura,
    me çiega e me ciñe que nada non veo;
    e ya me temía, fallándome reo,
    non me conteçiese como a Polifemo,
    que desque çiego en la gruta de Lemo
    ovo lugar el engaño ulixeo.

    19 Mas como tenga miseria liçençia
    de dar más aguda la contemplaçión,
    y más e más a aquellos que son
    privados de toda visiva potençia,
    comienço ya quanto con más eloquençia
    en este mi cuita, de dialogar,
    al pro y a la contra, e a cada lugar
    siempre divina llamando clemençia.

    20 Luego resurgen tamaños clarores
    que fieren la nuve, dexándola enxuta,
    en partes pequeñas así resoluta
    que toda la fazen bolar en vapores;
    e resta en el medio, cubierta de flores,
    una donzella tan mucho fermosa
    que ante su gesto es loco quien osa
    otras beldades loar de mayores.

    21 Luego del todo ya restituida
    ovieron mis ojos su virtud primera,
    ca por la venida de tal mensajera
    se cobró la parte que estava perdida;
    e puesto que fuesse así descogida,
    más provocava a bueno e honesto
    la gravedad del su claro gesto
    que non por amores a ser requerida.

    22 Desque sentida la su proporçión
    de humana forma non ser discrepante,
    el miedo pospuesto, prosigo adelante
    en humil estilo tal breve oraçión:
    «O más que seráfica, clara visión,
    suplico me digas de donde veniste
    e quál es el arte que tú más seguiste,
    e cómo se llama la tu discreçión».

    23 Respuso: «Non vengo a la tu presençia
    de nuevo, mas antes soy en todas partes;
    segundo te digo que sigo tres artes
    de donde depende muy grande exçelençia:
    las cosas presentes ordeno en essençia,
    e las por venir dispongo a mi guisa,
    las fechas revelo; si esto te avisa
    Divina me puedes llamar Providencia».

    24 «O prinçipesa e disponedora
    de gerarchías e todos estados,
    de pazes e guerras, e suertes e fados,
    sobre señores muy grande señora,
    así que tú eres la governadora
    e la medianera de aqueste grant mundo,
    ¿y cómo bastó mi seso infacundo
    fruir de coloquio tan alto a desora?

    25 »Ya que tamaño plazer se le ofresçe
    a esta mi vida non meresçedora,
    suplico tú seas la mi guiadora
    en esta gran casa que aquí nos paresçe;
    la qual toda creo que más obedesçe
    a ti, cuyo santo nombre convoco,
    que non a Fortuna, que tiene allí poco,
    usando de nombre que nol pertenesçe».

    26 Respuso: «Mançebo, por trámite recto
    sigue mi vía, tú, ven, e subçede,
    mostrart'he yo algo de aquello que puede
    ser apalpado de humano intellecto;
    sabrás a lo menos qual es el defecto,
    viçio y estado de qualquier persona,
    e con lo que vieres contento perdona,
    e más non demandes al más que perfecto».

    27 E contra do vido mostrarse la puerta
    se iva, levándome ya de la mano;
    notar el entrada me manda temprano,
    de cómo era grande e a todos abierta.
    «Mas una cautela yaze encubierta»,
    dixo, «que quema muy más que la brasa,
    que todos los que entran en esta grand casa
    han la salida dubdosa e no çierta».

    28 «Angélica imagen, pues tienes poder,
    dame tal ramo por donde me avises
    qual dio la Cumea al fijo de Anchises
    quando al Erebo tentó desçender»,
    le dixe yo e luego le oí responder:
    «Quien fuere constante al tiempo adversario
    y más non buscare de lo neçesario
    ramo ninguno no avrá menester».

    29 Así razonando, la puerta pasamos,
    por do confluía tamaño gentío
    que allí do el ingresso más era vazío
    unos a otros estorvo nos damos,
    ca por la cosa que mucho andamos
    quanto deseo común más se esfuerça,
    más nuestra priesa nos daña e nos fuerça,
    e lo que queremos menos acabamos.

    30 Como el ferido de aquella saeta
    que trae consigo la cruel engorra,
    mientras más tira, por bien que l'acorra,
    más el retorno lo fiere e aprieta,
    así mi persona estava subjecta:
    quando pugnava por descabollirme
    mi priessa e la de otros me tiene más firme,
    non governándome de arte discreta.

    31 Mas la sabia mano de quien me guiava,
    veyéndome triste e tanto perplexo,
    ovo por bueno de dar a mi quexo
    un tal reparo qual yo deseava:
    es a saber, de priesa tan brava
    me toma e de dentro me pone tan libre,
    qual el Penatígero entrando en el Tibre
    fue de los griegos de quien reçelava.

    32 Mas preguntadme ya de quant aína
    estó en lo más alto de aquella posada,
    donde podía ser bien devisada
    toda la parte terrestre e marina.
    Febo ya espira, pues, de tu doctrina
    módulo tanto que cante mi verso
    lo que allí vimos del orbe universo
    con toda la otra mundana machina.

    33 Si coplas, o partes, o largas diçiones
    non bien sonaren d'aquello que fablo,
    miremos al seso, mas non al vocablo,
    si sobran los dichos segunt las razones,
    las quales inclino so las correcçiones
    de los entendidos, a quien sólo teman,
    mas no de groseros que siempre blasfeman
    segunt la rudeza de sus opiniones.

    34 De allí se veía el espérico çentro,
    e las çinco zonas, con todo el austral,
    brumal, aquilón e la equinoçial,
    con la que solstiçia contiene de dentro;
    e vi contra mí venir al encuentro
    bestias e gentes de estrañas maneras,
    mostruos e formas fengidas e veras,
    quando delante la casa más entro.

    35 La mayor Asia en la zona terçera
    e tierra de Partia vi entre los ríos
    Tigris e Indo, de reinos vazíos,
    mucho espaçiosa cada qual ribera;
    allí la provinçia de Acursia vi qu'era
    junta con Persia e con Asiría,
    e tierra de Media, do yo creería
    la mágica averse fallado primera.

    36 E çerca de Éufrates vi los moabitas,
    e Mesopotamia como se tendía,
    Arabia e Caldea, do el astronomía
    primero fallaron, gentes amonitas,
    y los idumeos e medianitas,
    e otras provincias de gentes mayores,
    las quales pasando, conçedan lectores
    perdón a mi mano si non son escriptas.

    37 Vi, de Eufratés al Mediterrano,
    a Palestina e Feniçia la bella,
    dicha de fénix, que se cría en ella,
    o quiçá de Fenis, de Cadino hermano,
    el Líbano monte do nasçe el Jordano,
    do fue bateado el fi de María,
    e vi Comagena con toda Siría
    e los nabatheos que agora no esplano.

    38 De parte del austro vi como se llega
    la terra de Egipto al Rubro Nereo,
    de Egisto así dicha, padre de Linçeo,
    la qual cerca Nilo, que toda la riega,
    do el çielo sereno jamás non se çiega,
    nin el aire padesce nubíferas glebas,
    do vi a Mauriçia, el antigua Thebas,
    más desolada que Estaçio no allega.

    39 Vi, de la parte qu'el noto se ençiende
    el Cáucaso monte como se levanta
    con altitud e grandeza tanta
    que fasta cerca de Europa se tiende,
    de cuyas faldas combate e ofende
    la gente amazona, menguada de tetas,
    los sármatos, colcos e los masagetas,
    e aun los ircanos que son más allende.

    40 Vi luego los montes Iperboreos,
    Armenia e Siçia con toda Albanía;
    aunque, por quanto prolixo sería,
    dexo más otros rincones de ebreos,
    de los capadoçes e los amorreos,
    e de Niçea,do juntada fue
    la sínodo santa que libró la fe
    de otros peores que los manicheos.

    41 En la menor Asia mis ojos tornados
    vieron aquella Galatia, do fueron
    las gentes que al rey Bitinio venieron,
    dando socorros bien galardonados;
    los campos de Frigia tanto llorados,
    Caria, Isauria vimos en pronto,
    Lidia, Panfilia e tierra de Ponto,
    do Naso e Clemente fueron relegados.

    42 Es vi más aquélla que Europa dixeron,
    de la que robada en la taurina fusta
    lançó los hermanos por causa tan justa
    en la demanda que fin non pusieron;
    e contra Trión luego paresçieron
    los montes Rifeos e lagos Metoes,
    los quales te ruego, lector, que tú loes,
    porque vezinos de Gótiga fueron.

    43 E vi la provinçia muy generosa
    que es dicha Gotia, segunt nuestro uso,
    de allí donde Júpiter alto dispuso,
    quando al principio formó cada cosa,
    saliese de tierra tan mucho famosa
    la gótica gente que el mundo vastase,
    por que la nuestra España gozase
    de estirpe de reyes atán gloriosa.

    44 Del agua del Tanais contra mediodía
    fasta Danubio vi Çisia la baxa
    e toda Alemaña, que es una grant caxa,
    con los pueblos dacos su tierra muy fría;
    e fasta los Alpes se ya paresçía
    Reçia, Germanía la superior,
    Mesia, Panonia e, para mejor,
    todas las partes del reino de Ungría.

    45 Del Mediterrano fasta la grant mar,
    de parte del Austro vimos toda Greçia:
    Chaonia, Molosia, Eladia, Boeçia,
    Epiro e su fuente, la muy singular,
    en la qual si fachas queriendo quemar
    muertas metieren, se ençienden de fuego,
    si bivas las meten, amátanse luego
    ca puede dar fuegos e fuegos robar.

    46 La grande Tesalia nos fue demostrada,
    y el Olimpo monte que en ella resede,
    el qual en altura las nuves exçede,
    Arcadia Corintio teniendo abraçada;
    e desde los Alpes vi ser levantada
    fasta las lindes del grant Oçeano
    Italia, la qual del pueblo romano
    Saturnia fue dicha en la era dorada.

    47 E vi las tres Galias, conviene a saber,
    Ludunia, Aquitania, e la de Narbona,
    que del primer franco que tovo corona
    en Françia su nombre les quiso bolver;
    aquésta comiença de proçeder
    del monte de Jovis e tanto resalta
    que tiende sus fines fasta la mar alta,
    que con los britanos tienen que fazer.

    48 Vi las provinçias de España e poniente:
    la de Tarragona, la de Çeltiberia,
    la menor Cartago que fue la d'Esperia,
    con los rincones de todo oçidente;
    mostróse Vandalia, la bien paresçiente,
    e toda la tierra de la Lusitania,
    la brava Galiçia con la Tingitania,
    donde se cría ferosçe la gente.

    49 Vimos allende lo más de Ethiopia,
    e las provinçias de África todas;
    las Sirtes d'Amón, do son los tripodas,
    con lo que confina la tierra de Lopia;
    Marmárida toda, do es la grant copia
    de gente veloçe de los trogloditas;
    las áforos, gentes atán imperitas
    que de casas e fierros padesçen inopia.

    50 El Catabathmón fue luego patente;
    la Cirenaica, región de paganos,
    e toda la tierra de los numidanos,
    allí do Jugurta se fizo valiente;
    Pentapolín conosçimos siguiente,
    Getulia, Bisante, con más de otra tanta
    tierra que pueblan los de Garamanta,
    desde que Juba les fue prepotente.

    51 El mar así mesmo se nos representa,
    con todas las islas en él descubiertas,
    tan bien de las aguas bivas como muertas,
    e donde bonança non teme tormenta:
    Las Estegades vi, nueve por cuenta,
    Rodas, e Creta la çentipolea;
    Çicladas, las quales qualquier que las vea
    seis verá menos para ver sesenta.

    52 Naxón la redonda se quiso mostrar,
    Colcos, Ortigia, llamada Delós,
    de la qual Delio se dixo aquel dios
    que los poetas suelen invocar;
    e vimos las islas Eolias estar,
    Icaria, a la qual el náufrago dio
    de Icaro nombre, que nunca perdió,
    el mal governado de sabio volar.

    53 Mostróse Samos e las Baleares,
    Corçega, Bosis e las Vulcaneas,
    las Gorgonas, islas de las Meduseas,
    e otras partidas que son por las mares;
    vimos a Trinacria con sus tres altares,
    Peloro, Pachino e más el Etneo,
    donde los fuegos insufla Tifeo,
    formando gemidos e bozes dispares.

    54 Segunt fazen muchos en reino estrangero
    si alguno vïesse lo que nunca vido,
    si non lo desdeña e está detenido
    los otros retratan de tal compañero;
    ca es reputado por mucho grossero
    quien faze tal fiesta de lo nuevo a él,
    que entiendan los otros que son çerca d'él
    que non ovo dello notiçia primero;

    55 así retractado e redargüido
    de mi guiadora sería yo, quando
    el mundo me vido que andava mirando
    con ojos y seso allí embeveçido;
    ca vi que me dixo en son aflegido:
    «Déxate d'esto, que non faze al fecho;
    mas mira: veremos al lado derecho
    algo de aquello porque eres venido».

    56 Bolviendo los ojos a do me mandava,
    vi más adentro muy grandes tres ruedas:
    las dos eran firmes, inmotas e quedas,
    mas la de en medio boltar non çesava;
    e vi que debaxo de todas estava,
    caída por tierra, gente infinita,
    que avía en la fruente cada qual escripta
    el nombre e la suerte por donde passava,

    57 aunque la una que non se movía,
    la gente que en ella avía de ser
    e la que debaxo esperava caer
    con túrbido velo su mote cobría;
    yo que de aquesto muy poco sentía,
    fiz de mi dubda complida palabra,
    a mi guiadora rogando que abra
    esta figura que non entendía.

    58 La qual me respuso: «Saber te conviene
    que de tres edades te quiero dezir:
    passadas, presentes e de por venir;
    ocupa su rueda cada qual e tiene;
    las dos que son quedas, la una contiene
    la gente passada, e la otra futura;
    la que se buelve en el medio procura
    la que en el siglo presente detiene.

    59 »Así que conosçe tú que la terçera
    contiene las formas e las simulacras
    de muchas personas profanas e sacras
    de gente que al mundo será venidera;
    por ende cubierta de tal velo era
    su faz, aunque formas tú viesses de hombres,
    porque sus vidas aun nin sus nombres
    saberse por seso mortal non podiera.

    60 »El humano seso se çiega e oprime
    en las baxas artes que le da Minerva;
    pues ve qué faría en las que reserva
    aquél que los fuegos corruscos esgrime;
    por eso ninguno non piense ni estime
    prestigïando poder ser çiente
    de lo conçebido en la divina mente,
    por mucho que en ello trasçenda ni rime.

    61 »Mas esto dexado, ven, ven tú comigo,
    e faste a la rueda propinco ya quanto
    de los passados, si quiés ver espanto;
    mas sey bien atento en lo que te digo:
    que por amigo nin por enemigo,
    nin por buen amor de tierra nin gloria,
    nin finjas lo falso nin furtes estoria,
    mas di lo que oviere cada qual consigo»

    62 A la rueda fechos ya quanto çercanos,
    de orbes setenos vi toda texida
    la su redondeza por orden devida,
    mas non por industria de mortales manos;
    e vi que tenía de cuerpos humanos
    cada qual çírculo de aquestos siete
    tantos e tales que non podría Lete
    dar en olvido sus nombres ufanos.

    63 Pues vimos al fijo de aquél que sobró
    por arte mañosa más que por estinto
    los muchos reveses del grand Laberinto
    y al Minotauro a la fin acabó;
    la buena Ipermestra nos aparesció,
    con vulto más pio que toda la Greçia,
    e, sobre todas, la casta Lucreçia
    con esse cuchillo que se desculpó.

    64 A ti, muger vimos del grant Mauseolo,
    tú que con lágrimas nos profetizas,
    las maritales regando çenizas,
    viçio ser biuda de más de uno solo;
    e la compañera del lleno de dolo,
    tú, Penelope, la qual en la tela
    tardaste demientra resçibe la vela
    los vientos negados a él por Eolo.

    65 También en la rueda vimos sublimada,
    llena de méritos muchos, a Argía,
    e vi que la parte derecha tenía
    Alcides quasi del todo ocupada,
    a fuer de montero, con maça clavada,
    bien como quando librava en el siglo
    los calidones del bravo vestiglo
    e la real mesa de ser ensuziada.

    66 Yo, que veía ser ofiçiosos
    los ya memorados en virtud diversa,
    veyendo la rueda que en uno los versa,
    los mis pensamientos non eran oçiosos;
    miró Providencia mis actos dubdosos:
    «Non te maravilles atanto», respuso,
    «sabida la orden que Dios les impuso,
    nin se te fagan tan maravillosos.

    67 »Dispuso ab inicio la mente superna
    que círculo d'estos aquí no paresca
    sin que la gente de aquél obedesca
    las costelaciones de quien lo govierna;
    pues tu juizio, si sabe, descerna
    que cada qual de los siete planetas
    sus operaçiones influye perfectas
    a cada qual orbe por gloria in eterna.

    68 »Así que la Luna, que es la primera,
    en el primer çerco imprime su acto,
    segunda en segundo conserva tal pacto;
    terçero non menos, pues, con la terçera;
    e todos de todas, por esta manera,
    son inclinados a disposiçión
    de las virtudes e costelaçión
    de la materia de cada una spera.

    69 »Al çerco por ende que tienes ya visto,
    llámale círculo, tú, de la Luna,
    e faz así nombre, pues, de cada una,
    por que non buelvas el caso tan misto;
    agora ya donde dubdavas insisto:
    si viste las castas con los caçadores,
    es porque asignan aquí los auctores
    d'esta planeta tal grado bien quisto.

    70 »Fazte a la rueda, pues, de los presentes
    por que las veas entramas a dos,
    e de las dubdas requieras a nos;
    solvértelas hemos en versos patentes;
    e visto el un çerco de passadas gentes,
    verás el otro d'esta condiçión
    de las personas modernas que son:
    pues abre los ojos e para tú mientes».

    71 Atento seguntme mandava,mirando,
    vi los tres fados, e Cloto el primero,
    Lachesis segundo, Atropos el terçero,
    en vezes alternas la rueda girando;
    e vi sobre todas estar imperando
    en el primero cerco de Diana
    una tal reina que toda la hmana
    virtud paresçía tener a su mando.

    72 De cándida púrpura su vestidura
    bien denotava su grant señorío;
    non le ponía su fausto más brío,
    nin le privava virtud fermosura;
    vençíase d'ella su ropa en albura,
    e ramo de palma su mano sostiene,
    don que Diana por más rico tiene,
    más mesurada que toda mesura.

    73 Vi de la parte del siniestro lado,
    al serenísimo rey, su marido,
    la mesma librea de blanco vestido,
    non descontento de tal baxo grado;
    e vi de la parte del diestro costado
    una tal reina muy esclaresçida,
    que de virtudes de muy clara vida
    tenía lo blanco del manto brordado.

    74 Volvíme con aire de dubdosa cara
    a la ensolvedora de mis ignorançias,
    como de niño que de sus infançias
    la madre benigna non triste separa;
    tal Providencia se me demostrara,
    diziéndome tanto: «Conosco ya bien
    que tu desseo será saber quien
    pueda ser esta tal gente así clara.

    75 »La que la silla más alta tenía
    non la devieras aver por estraña:
    era la ínclita reina d'España,
    muy virtuosa, doña María,
    la qual, allende de su grant valía,
    allende de reina de los castellanos,
    goza de fama tan rica de hermanos,
    Césares otros en la monarchía.

    76 »Goza de mucha prudençia e verdat;
    goza de don inmortal de justiçia;
    ha de virtudes aquella notiçia
    que en fembra demanda la honestidat.
    Si fuesse trocada su humanidat,
    segund que se lee de la de Çeneo,
    a muchos faría, segund que yo creo,
    domar los sus viçios con su justedat.

    77 »La otra que vimos a la mano diestra,
    era la reina de aragoneses,
    la qual, mientra sigue su rey los arneses,
    rige su reino la reina maestra;
    así, con la mucha justiçia que muestra,
    mientras más reinos conquiere el marido,
    más ella zela el ya conquerido:
    ¡Guarda qué gloria de España la vuestra!

    78 »Muy pocas reinas de Greçia se falla
    que limpios oviessen guardados los lechos
    a sus maridos, demientra los fechos
    de Troya non ivan en fin por batalla;
    mas una si ovo: es otra, sin falla,
    nueva Penélope aquesta por suerte;
    ¡pues piensa qué fama le deve la muerte,
    quando su gloria la vida non calla!»

    79 Poco más baxas vi otras enteras,
    la muy casta dueña de manos crueles,
    digna corona de los Coroneles,
    que quiso con fuego vencer sus fogueras.
    ¡O quírita Roma, si d'ésta supieras
    quando mandavas el grant universo,
    qué gloria, qué fama, qué prosa, qué verso,
    qué templo vestal a la tal le fizieras!

    80 De otras non fablo, mas fago argumento,
    cuya virtud maguer que reclama,
    sus nombres escuros esconde la Fama
    por la baxa sangre de su nasçimiento;
    mas non dexaré dezir lo que siento,
    es a saber, que las baxas personas
    roban las claras e santas coronas
    e han de los viçios menor pensamiento.

    81 A vos pertenece tal orden de dar,
    rey exçellente, muy grande señor,
    así como prínçipe legislator
    la vida política siempre zelar,
    por que pudiçiçia se pueda guardar
    e tomen las gentes seguros los sueños,
    punir a los grandes como a los pequeños,
    a quien non perdona non le perdonar.

    82 Como las telas que dan las arañas
    las leyes presentes non sean atales:
    que prenden los flacos, viles animales
    e muestran en ellos sus lánguidas sañas,
    las bestias mayores que son más estrañas
    passan por todas, rompiendo la tela,
    así que non obra vigor la cautela
    si non contra flacas e pobres compañas.

    83 Aprendan los grandes bevir castamente,
    non vençan en viçios los brutos salvajes;
    en vilipendio de muchos linages
    viles deleites non viçien la gente;
    mas los que presumen del mundo presente
    fuyan de donde los daños renaçen;
    si lindos cobdiçian ser fechos, abraçen
    la vida más casta con la continente.

    84 Es abstinencia de vil llegamiento
    la tal castedat, después ya de quando
    se va la noticia del viçio dexando,
    remoto por obras e mal pensamiento;
    e non solamente por casto yo cuento
    quien contra las flechas de Venus se escuda,
    mas el que de viçio qualquier se desnuda
    e ha de virtudes novel vestimento.

    85 Vi los que sano consejo tovieron
    e los que componen en guerra las pazes,
    e vimos a muchos fuera d'estas hazes
    que justas ganançias mercando quisieron,
    e otros que libres sus tierras fizieron,
    e los que por causa de evitar más daños
    han relevado los grandes engaños,
    a muchos librando que non se perdieron.

    86 Nestor el antigo se nos demostró,
    e los oradores mejor resçebidos
    del fijo de Fauno que non despedidos,
    el rey que su fijo ya muerto mercó,
    e Capis, aquél que siempre temió
    los daños ocultos del Paladión,
    con el sacro vate de Laocoón,
    aquél que los dragos de Palas çiñió.

    87 Debaxo de aquéstos yo vi derribados
    los que las pazes firmadas ya rompen,
    e los que por preçio virtudes corrompen,
    metiendo alimentos a los renegados;
    allí vi grant clero de falsos perlados
    que fazen las cosas sagradas venales.
    ¡O religión religada de males,
    que das tal doctrina a los mal doctrinados!

    88 Pues vimos a Pándaro el dardo sangriento,
    hermano de aquel buen arquero de Roma,
    que por Menesteo la libre paloma
    firió donde iva bolando en el viento,
    el qual a los nervios así del amiento
    contra las dóricas gentes ensaña
    que toda la tregua firmada les daña,
    dándoles campo de pazes esento.

    89 Allí te fallamos, o Polinestor,
    cómo truçidas al buen Polidoro
    con fambre maldita del su grant thesoro,
    non te membrando de fe nin de amor;
    ya se t'açerca aquel vil Antenor,
    triste comienço de los paduanos;
    allí tú le davas, Eneas, las manos,
    aunque Virgilio te dé más honor.

    90 Estavas, Isifle, allí vergoñosa,
    vendiendo la vida de tu buen marido,
    de ricos collares tu seso vençido,
    quisiste ser biuda, más non deseosa.
    ¡O siglo nuestro, edat trabajosa,
    si fallarían los que te buscasen
    otras Isifles que desseassen
    dar sus maridos por tan poca cosa!

    91 Non buenamente te puedo callar,
    Opas maldito, ni a ti, Julián,
    pues sois en el valle más fondo de afán
    que non se redime jamás por llorar;
    ¿quál ya crueza vos pudo indignar
    a vender un día las tierras e leyes
    de España, las quales puxança de reyes
    en años atantos non pudo cobrar?

    92 A la moderna bolviéndome rueda,
    fondón del çilénico çerco segundo,
    de viçios semblantes estava el profundo
    tan lleno que non sé fablar quien lo pueda.
    Ved si queredes la gente que queda
    darme liçençia que vos la señale,
    mas al presente fablar non me cale:
    verdat lo permite, temor lo devieda.

    93 ¡O miedo mundano!, que tú nos compeles
    grandes plazeres fingir por pesares,
    que muchos Enteles fagamos ya Dares
    e muchos de Dares fagamos Enteles;
    fazemos de pocos muy grandes tropeles,
    buenos nos fazes llamar los viçiosos,
    notar los crueles por muy pïadosos
    e los pïadosos por mucho crueles.

    94 Bien como siervo, que por la fe nueva
    del su patrono se muestra más bivo,
    por que le pueda fuir de cativo
    dize por boca lo qu'él non aprueva,
    semblantes temores la lengua nos lleva
    a la mendaçia de la adulaçión
    así que qualquiera fará conclusión
    que diga lo falso mas non lo que deva.

    95 ¿Quién assí mesmo dezir non podría
    de cómo las cosas sagradas se venden
    e los viles usos en que se despienden
    los diezmos ofertos a Santa María?
    Con buenas colores de la clerezía
    dissipan los malos los justos sudores
    de simples e pobres e de labradores,
    çegando la santa católica vía.

    96 Cesárea se lee que con terremoto
    fuesse su muro por tierra caído,
    las gentes y pueblo todo destruído,
    que non quedó lienço que non fuese roto;
    mas sólo su templo fallamos inmoto,
    e la clerezía con el su perlado:
    salvo, seguro fue d'esto librado
    por su honesto bivir e devoto.

    97 Si tal terremoto nos acaesciese,
    lo que la divina clemencia non quiera,
    por lo contrario presumo que fuera
    de qualquiera villa donde se feziese,
    e antes presumo que oy se fundiese
    la clerezía con todo su templo,
    e que la villa quedase en exemplo
    libre, sin daño ninguno que fuese.

    98 La vuestra sacra e real magestad
    faga en los súbditos tal benefiçio
    que cada qual use assí del ofiçio
    que queden las leyes en integridad,
    así que cobdiçia nin rapaçidat
    non nos ofenda lo bien ordenado,
    por que departa de qualquier estado
    la vil avariçia su sagaçidat.

    99 Es avariçia, doquiera que mora,
    viçio que todos los bienes confonde,
    de la ganançia, doquier que se asconde,
    una solíçita inquisidora;
    sirve metales, metales adora,
    de robos notorios golosa garganta,
    que de lo ganado sufre mengua tanta
    como de aquello que espera aun agora.

    100 Venidos a Venus, vi en grado espeçial
    los que en el fuego de su joventud
    fazen el viçio ser tanta virtud
    por el sagramento matrimonial;
    fondón d'estos çercos vi grant general
    de muchos linages caídos en mengua,
    que non sabe cómo se diga mi lengua
    tantas espeçies e formas de mal.

    101 Eran adúlteros e fornicarios,
    e otros notados de inçestuosos,
    e muchos que juntan tales criminosos
    e llevan por ello los viles salarios,
    e los que en efectos así voluntarios
    su vida deleitan en vano pecando,
    e los maculados del crimen nefando,
    de justa razón e de toda contrarios.

    102 Vimos en uno vilmente abraçados
    la compañera de aquel grant Atrides,
    duque de todas las greçianas lides,
    tomar con Egisto solazes furtados;
    e vimos a Mirra, con los derribados,
    hermana ya fecha de quien era madre,
    e madre del fijo de su mesmo padre,
    en contra de leyes humanas e grados.

    103 Allí era aquél que la casta cuñada
    fizo por fuerça non ser más donzella,
    comiendo su fijo en pago de aquélla
    que por dos maneras d'él fue desflorada;
    e vimos en forma muy mal aviltada
    ser con Macareo la triste Canaçe,
    de los quales amos un fijo tal naçe
    que la humana vida dexó injuriada.

    104 De los Centauros el padre gigante
    allí lo fallamos con muy poca graçia,
    al que fizo Juno con la su falaçia
    en forma mintrosa cumplir su talante;
    e vimos, movidos un poco adelante,
    plañir a Pasife sus actos indignos,
    la qual antepuso el toro a tí, Minos;
    non fizo Çilla troque semejante.

    105 Tanto andovimos el çerco mirando
    que nos fallamos con nuestro Macías,
    e vimos que estava llorando los días
    con que su vida tomó fin, amando;
    lleguéme más çerca, turbado, yo quando
    vi ser un tal hombre de nuestra nación,
    e vi que dezía tal triste canción,
    en elegíaco verso cantando:

    106 «Amores me dieron corona de amores
    por que mi nombre por más bocas ande;
    entonçes non era mi mal menos grande
    quando me davan plazer sus dolores;
    vençen el seso los dulçes errores,
    mas no duran siempre segunt luego plazen;
    pues me fizieron de mal que vos fazen,
    sabed al amor desamar, amadores.

    107 »Fuid un peligro tan apassionado;
    sabed ser alegres; dexad de ser tristes;
    sabed desservir quien tanto servistes,
    a otros que amores dad vuestro cuidado;
    los quales, si diesen por un igual grado
    sus pocos plazeres segunt su dolor,
    no se quexara ningunt amador
    nin desesperara ningunt desamado.

    108 »E bien como quando algunt malfechor,
    al tiempo que fazen de otro justiçia,
    temor de la pena le pone cobdiçia
    de allí adelante bevir ya mejor,
    mas desque passado por él el temor,
    vuelve a sus viçios como de primero,
    así me bolvieron a do desespero
    deseos que quieren que muera amador».

    109 Tan grant multitud turbada veyendo
    por fuego viçioso de ilíçito amor,
    fablé: «Providençia, tú dime mejor
    aquesta mi dubda que yo non entiendo;
    éstos atanto discretos seyendo,
    ¿por qué se quisieron amar çiegamente?;
    bullada devieran tener en la fruente
    la pena que andan aquí padesçiendo».

    110 Respuso reyendo la mi compañera:
    «Nin causan amores nin guardan su tregua
    las telas del fijo que pare la yegua;
    nin menos agujas fincadas en çera,
    nin filos de alambre nin agua primera
    del mayo bevida con vaso de yedra,
    nin fuerça de yervas, nin virtud de piedra,
    nin vanas palabras de la encantadera.

    111 »Mas otras razones más justas convocan
    los coraçones a las amistades:
    virtudes e vidas en conformidades,
    e sobre todo beldades provocan,
    e delectaciones a muchos advocan,
    e quando los dones son bien resçebidos,
    o por linage naçer escogidos,
    o dulçes palabras allí donde tocan.

    112 »Val assí mesmo para ser amado
    antiçiparse primero en amar:
    non es ninguno tan duro en el dar
    que algo non diese si mucho ha tomado;
    pues mucho deviera ser más que culpado
    aquel coraçón que si no querer
    quiere, que quiera querido non ser,
    o por ser querido biva despagado.

    113 »Estonçes se puede obrar discreçión
    si amor es ficto, vaníloquo, pigro;
    mas el verdadero non teme peligro
    nin quiere castigos de buena razón,
    nin los juizios de quantos ya son
    le estorvan la vía de como la entiende,
    ante sus flamas mayores ençiende
    quando le ponen mayor defensión».

    114 Por ende, monarcha, señor valeroso,
    el regio çeptro de vuestra potençia
    fiera mesclando rigor con clemençia,
    por que vos tema qualquier criminoso,
    e los viles actos del libidinoso
    fuego de Venus del todo se maten,
    e los humanos sobre todo caten
    el limpio cathólico amor virtuoso.

    115 El qual es tal medio de dos coraçones
    que la voluntad que estava no junta
    la su dulçedumbre concorda e ayunta,
    faziéndoles una sus dos opiniones,
    e dando tal parte de sus afecçiones:
    a los amadores sin gozo cadena,
    e a los amados deleite sin pena,
    a los menos méritos más galardones.

    116 Aquí vi grant turba de santos doctores
    e contemplativos de aquel buen saber
    que para siempre nos puede valer,
    faziéndonos libres de nuestros errores;
    philósofos grandes e flor de oradores,
    aquí çitaristas, aquí los profetas,
    astrólogos grandes, aquí los poetas,
    aquí quadruvistas, aquí sabidores.

    117 Está sobre todos grant turba compuesta
    de claros maestros, doctores muy santos;
    estava Gerónimo alçando los cantos,
    Gregorio, Agustino velando respuesta;
    e vimos el santo doctor cuya fiesta
    nuestro buen César jamás soleniza,
    e otros doctores a quien canoniza
    la silla romana por vida modesta.

    118 Vi los philósofos Crato e Polemo,
    el buen Empedocles y doto Zenón,
    Aristótiles çerca del padre Platón,
    guiando a los otros con su dulçe remo;
    vimos a Sócrates tal que lo temo,
    con la ponçoña mortal que bevía,
    e vi a Pitágoras que defendía
    las carnes al mundo comer por estremo.

    119 Vi a Demóstenes e a Gabiano,
    e vi más a Tulio con su rica lengua,
    Casio Severo, sofriendo grant mengua,
    dado en exilio del pueblo romano;
    Mostróse Domiçio, rector africano,
    e vimos a Pluçio con Apolodoro,
    e vimos la lumbre del claro thesoro
    del nuestro rectórico Quintilïano.

    120 Mostróse Tubal, primero inventor
    de cónsonas bozes e dulçe armonía;
    mostróse la farpa que Orpheo tañía
    quando al infierno lo truxo el amor;
    mostrósenos Fíliris, el tañedor,
    maestro de Archiles en çitarizar,
    aquel que por arte ferir e domar
    pudo a un Archiles, tan grand domador.

    121 La compañía virgínea, perfecta
    vimos en acto de vidas tranquilas,
    el décimo número de las Sibilas,
    que cada qual pudo llamarse profeta:
    estava la Pérsica con la Dimeta,
    e la Babilónica, grand Eritea,
    e la Frigiana, llamada Albunea,
    vimos estar con la Delfijineta.

    122 Femonoé por orden la sesta
    estava, la qual en versos sotiles
    cantó pregonando las guerras ceviles,
    de quien ovo Apio la triste respuesta;
    vimos a Líbisa, virgen honesta;
    estava Vetona con el Amatea;
    era la déçima aquella Cumea
    de quien los romanos fazen oy fiesta.

    123 Vimos a Omero tener en las manos
    la dulçe Ilíada con el Odisía;
    el alto Virgilio vi que lo seguía
    Ennio con otro montón de romanos:
    trágicos, líricos, elegïanos,
    cómicos, sátiros, con eroístas,
    e los escriptores de tantas conquistas
    quantas nasçieron entre los humanos.

    124 ¡O flor de saber e de cavallería!,
    Córdova madre, tu fijo perdona
    si en los cantares que agora pregona
    non divulgare tu sabiduría;
    de sabios valientes loarte podría
    que fueron espejo muy maravilloso:
    por ser de ti mesma, seré sospechoso;
    dirán que los pinto mejor que devía.

    125 Venimos al çerco de nuestros presentes,
    donde fallamos muy pocos de tales:
    oy la doctrina mayor es de males
    que non de virtudes açerca las gentes;
    mas entre otros allí prefulgentes
    vimos a uno lleno de prudençia,
    del qual preguntada la mi Providençia,
    respuso dictando los versos siguientes:

    126 «Aquel que tú vees estar contemplando
    el movimiento de tantas estrellas,
    la obra, la fuerça, la orden de aquéllas,
    que mide los cursos de cómo e de quándo,
    e ovo notiçia philosofando
    del movedor e de los comovidos,
    de lumbres e rayos e son de tronidos,
    e supo las causas del mundo velando,

    127 »aquel claro padre, aquel dulçe fuente,
    aquél que en el Cástalo monte resuena,
    es don Enrique, señor de Villena,
    honrra de España e del siglo presente».
    ¡O ínclito sabio, autor muy çïente,
    otra y aún vegada yo lloro
    porque Castilla perdió tal thesoro,
    non conosçido delante la gente!

    128 Perdió los tus libros sin ser conosçidos,
    e cómo en esequia te fueron ya luego
    unos metidos al ávido fuego,
    otros sin orden non bien repartidos;
    çierto en Athenas los libros fengidos
    que de Pitágoras se reprovaron
    con çerimonia mayor se quemaron,
    quando al senado le fueron leídos.

    129 Fondón d'estos çercos vi ser derribados
    los que escodriñavan las dañadas artes,
    e la su culpa vi fecha dos partes,
    de los que las muestran e de los demostrados;
    magos, sortílegos mucho dañados,
    prestigïantes vi luego seguiente,
    e los matemáticos que malamente
    tientan objectos a nos devedados.

    130 Los ojos dolientes al cerco baxando,
    vimos la forma del mago Tereo,
    con la d'Erito que a Sesto Pompeo
    dio la respuesta, su vida fadando;
    estava sus fijos despedaçando.
    Medea, la inútil nigromantessa,
    ferida de flecha mortal de deessa,
    que non supo darse reparos amando.

    131 Estavan las fembras Liçinia e Publiçia,
    dando, en obprobio de los sus linages,
    a sus maridos mortales potages,
    mesclados con yervas llenas de maliçia;
    ca, desque se pierde la grant pudiçiçia,
    virtud nesçesaria de ser en la fembra,
    tal furia cresçe, tal odio se siembra,
    que han los maridos en inimiçiçia.

    132 Por ende vosotros, algunos maridos,
    si sois trabajados de aquella sospecha,
    nunca vos sienta la vuestra derecha,
    nin menos entiendan que sois entendidos;
    sean remedios enante venidos
    que nesçesidades vos trayan dolores;
    a grandes cautelas, cautelas mayores:
    más val prevenir que non ser prevenidos.

    133 Para quien teme la furia del mar
    e las tempestates reçela de aquélla,
    el mejor reparo es no entrar en ella,
    perder la cobdiçia del buen navegar;
    mas el que de dentro presume de andar
    sin que padesca miseria ninguna,
    a la primera señal de fortuna
    deve los puertos seguros tomar.

    134 A vos, poderoso grand rey, pertenesçe
    fazer destruir los falsos saberes
    por donde los ombres e malas mugeres
    asayan un daño mayor que paresçe;
    una grand gente de la que pereçe
    muere secreto por arte malvada,
    e fingen que fuesse su muerte causada
    del mal que a los malos pensar no fallesçe.

    135 Magnífico prínçipe, non lo demanda
    la grant honestad de los vuestros siglos
    sufrir que se críen atales vestiglos
    que matan la gente con poca vianda;
    la mucha clemençia, la ley mucho blanda
    del vuestro tiempo non cause maliçias
    de nuevas Medeas e nuevas Publiçias:
    baste la otra miseria que anda.

    136 Las líçitas artes con vuestra clemençia
    crescan a bueltas los rectos ofiçios,
    caigan los daños; fenescan los viçios,
    non disimule más mal la paçiençia,
    por que contemplen en vuestra presençia
    los años quinientos de vuestra grant vida,
    el arte malvada por vos destruida,
    e más restaurada la santa prudençia.

    137 Es la prudençia çiençia que mata
    los torpes deseos de la voluntad,
    sabia en lo bueno, sabida en maldat,
    mas siempre las vías mejores acata;
    destroça los viçios, el mal desbarata,
    a los que la quieren ella se combida;
    da buenos fines, seyendo infinida,
    e para el ingenio más neto que plata.

    138 Ya reguardamos el çerco de Mares
    do vimos los reyes en la justa guerra
    e los que quisieron morir por su tierra,
    e los enemigos sobraron a pares;
    e vimos debaxo, sufriendo pesares,
    los bellicosos en cabsas indignas
    e los que morieron en ondas marinas
    e d'otros sobervios muy muchos millares.

    139 Los fuertes Metellos allí se mostravan,
    sepulcro rabioso de cartageneses;
    allí relumbravan los claros arneses
    de aquellos Camilos que a Françia bastavan;
    los dos compañeros acordes estavan
    Petreo e Afraneo, vedando con saña
    la gente de Çésar entrar en España,
    segunt que de Lérida lo porfiavan.

    140 Vimos a Craso, sangrienta el espada
    de las batallas que fizo en Oriente,
    aquél de quien vido la romana gente
    su muerte plañida, mas nunca vengada;
    e vimos la mano de Muçio quemada,
    al qual la salud del fuerte guerrero
    más triste lo dexa que no plazentero
    le faze la vida por él otorgada.

    141 Belígero Mares, tú, sufre que cante
    las guerras que vimos de nuestra Castilla,
    los muertos en ellas, la mucha manzilla
    que el tiempo presente nos muestra delante;
    dame tú, Palas, favor ministrante,
    a lo que se sigue depara tal orden
    que los mis metros al fecho concorden
    y goze verdat de memoria durante.

    142 Allí sobre todos Fortuna pusiera
    al muy prepotente don Johan el segundo:
    de España no sola, mas de todo el mundo
    rey se mostrava, segunt su manera,
    de armas flagrantes la su delantera,
    guarnida la diestra de fúlmina espada,
    y él de una silla tan rica labrada
    como si Dédalo bien la fiziera.

    143 El qual reguardava con ojos de amores,
    como faría en espejo notorio,
    los títulos todos del grant abolorio
    de los sus ínclitos progenitores,
    los quales tenían en ricas labores
    çeñida la silla de imaginería,
    tal que semblava su masonería
    iris con todas sus bivas colores.

    144 Nunca el escudo que fizo Vulcano
    en los etneos ardientes fornaçes,
    con que fazía temor a las hazes
    Archiles delante del campo troyano,
    se falla tuviesse pintadas de mano
    nin menos escultas entretalladuras
    de obras mayores en tales figuras
    como en la silla yo vi que desplano.

    145 Allí vi pintadas por orden los fechos
    de los Alfonsos, con todos sus mandos,
    e lo que ganaron los reyes Fernandos,
    faziendo más largos sus regnos estrechos;
    allí la justiçia, los rectos derechos,
    la mucha prudençia de nuestros Enrriques,
    por que los tales tú, Fama, publiques,
    e fagas en otros semblantes provechos.

    146 Escultas las Navas están de Tolosa,
    triumfo de grande misterio divino,
    con la morisma que de África vino
    pidiendo por armas la muerte sañosa;
    están por memoria también glorïosa
    pintadas en uno las dos Algeziras;
    están por espada domadas las iras
    de Almofaçén, que nos fue mayor cosa.

    147 Cresçían los títulos frescos a bueltas
    de aqueste rey nuestro muy esclaresçido,
    los quales avrían allende cresçido
    si non recresçieran algunas rebueltas,
    las quales, por pazes eternas disueltas
    presto nos vengan a puerto tranquilo,
    por que Castilla mantenga en estilo
    toga y oliva, non armas y peltas.

    148 Con dos quarentenas e más de millares
    le vimos de gentes armadas a punto,
    sin otro más pueblo inerme allí junto,
    entrar por la vega talando olivares,
    tomando castillos, ganando lugares,
    faziendo por miedo de tanta mesnada
    con toda su tierra temblar a Granada,
    temblar las arenas fondón de los mares.

    149 Mucha morisma vi descabeçada
    que, más que reclusa detrás de su muro
    nin que gozase de tiempo seguro,
    quiso la muerte por saña de espada;
    e mucha más otra por pieças tajada,
    quiere su muerte tomarla más tarde:
    fuyendo non fuye la muerte covarde,
    que más a los viles es siempre llegada.

    150 Como en Seçilia resuena Tifeo,
    o las ferrerías de los milaneses,
    o como gridavan los sus entremeses
    las saçerdotisas del templo lieo,
    tal vi la buelta de aqueste torneo;
    en tantas de bozes prorrompe la gente
    que non entendía sinon solamente
    el nombre del fijo del buen Zebedeo.

    151 E vimos la sombra de aquella figuera
    donde a desoras se vido criado
    de muertos en pieças un nuevo collado,
    tan grande que sobra razón su manera;
    e como en arena do momia se espera,
    súbito viento levanta grant cumbre,
    así del otero de tal muchedumbre
    se espanta quien antes ninguno non viera.

    152 ¡O virtuosa, magnífica guerra!
    En ti las querellas bolverse devían,
    en ti do los nuestros muriendo bivían
    por gloria en los çielos y fama en la tierra,
    en ti do la lança cruel nunca yerra
    nin teme la sangre verter de parientes:
    revoca concordes a ti nuestras gentes
    de tales quistiones y tanta desferra.

    153 Non convenía por obra tan luenga
    fazer esta guerra, mas ser ella fecha,
    aunque quien viene a la vía derecha
    non viene tarde, por tarde que venga;
    pues non se dilate ya más nin detenga,
    ayan envidia de nuestra victoria
    los reinos vezinos, e non tomen gloria
    de nuestra discordia mayor que convenga.

    154 Otros entalles non tanto bruñidos
    con epitafios de títulos çiertos
    vi cómo eran deletos e muertos,
    unos testados e otros raídos:
    en los que pudieron por mí ser leídos
    las guerras que ovo Aragón fallarán,
    real de Hariza e Belamaçán,
    do non vençedores fallé nin vençidos.

    155 Vi más la furia çevil de Medina
    e vi los sus muros non bien foradados,
    vi despojadores e vi despojados
    fechos acordes en paz muy aína;
    vi que a su rey cada qual inclina
    yelmo, cabeza, con el estandarte,
    e vi dos estrenos fechos una parte,
    temiendo la justa real desçeplina.

    156 Bien como quando respuso en el huerto
    el Sumo Maestro de nuestras merçedes
    aquel mote santo de «¿A quién queredes?»
    a fijos de los que libró del desierto,
    e como aquel pueblo cayó casi muerto,
    así en Medina, siguiendo tal ley,
    vista la cara de nuestro grant rey,
    le fue todo llano e allí descubierto.

    157 Segunt que se fazen el viso más fiero
    los que entran en juego llamado palestra,
    en quanto son dentro su saña se muestra,
    mas fuera se ríen como de primero,
    así fazen muchos en lo postrimero
    los ínclitos reyes e grandes señores:
    buelven en gozo sus muchos rigores
    e nunca el enojo les es duradero.

    158 Mirad a los fines, vosotros, por ende,
    si sois de diversas quistiones secaçes;
    non vos engañen los vultos minaçes,
    ca uno a las vezes por otro se entiende;
    yerra quien fabla do se reprehende;
    en dichos e fechos bevid mesurados,
    ca buelven acordes los desacordados
    e queda ofendido quien antes ofende.

    159 Baxé más mis ojos, mirando las gentes
    que vi sublimadas del trono mavorçio,
    dignas el mucho famoso consorçio
    donde fallamos los muy prepotentes;
    yo que mirava los tan inoçentes
    en un cavallero tardança más fiz,
    del qual preguntada por mí la dutriz
    respuso ditando los metros siguientes:

    160 «Aquel que en la barca paresçe asentado,
    vestido de engaño de las bravas ondas,
    en aguas crueles ya más que non fondas
    con una grant gente en el mar anegado,
    es el valiente, non bien fortunado,
    muy virtüoso, perínclito conde
    de Niebla, que todos sabéis bien adónde
    dio fin, el día del curso fadado.

    161 »E los que lo çercan por alderredor,
    puesto que fuesen magníficos ombres,
    los títulos todos de todos sus nombres,
    el nombre los cubre de aquel su señor;
    ca todos los fechos que son de valor
    para mostrarse por sí cada uno,
    quando se juntan e van de consuno,
    pierden su nombre delante el mayor.

    162 »Arlança, Pisuerga e aun Carrión
    gozan de nombres de ríos; empero,
    después que juntados, llamámoslos Duero:
    fazemos de muchos una relaçión;
    oye por ende, pues, la perdiçión
    de sólo el buen conde sobre Gibraltar;
    su muerte, llorada de digno llorar,
    provoque tus ojos a lamentaçión.

    163 »En la su triste fadada partida
    muchas señales que los marineros
    han por auspiçios e malos agüeros
    fueron mostradas negar su venida;
    las quales veyendo, con boz dolorida,
    el cauto maestro de toda su flota
    al conde amonesta del mal que denota,
    por que la vía fuesse resistida.

    164 »'Ca he visto', dize, 'señor, nuevos yerros
    la noche passada fazer las planetas;
    con crines tendidas arder las cometas,
    e dar nueva lumbre las armas e fierros,
    gridar sin ferida los canes e perros,
    triste presagio fazer de peleas
    las aves noturnas e las funereas
    por los collados, alturas e çerros.

    165 »'Vi que las gúminas gruesas quebravan
    quando las áncoras quis levantar;
    vi las entenas por medio quebrar,
    aunque los cárbasos no desplegavan;
    los másteles fuertes en calma temblavan;
    los flacos triquetes con la su mezana
    vi levantarse de non buena gana
    quando los vientos se no conbidavan.

    166 »'En la partida del resto troyano
    de aquella Cartago del bírseo muro,
    el voto prudente del buen Palinuro
    toda la flota loó de más sano,
    tanto que quiso el rey muy humano,
    quando lo vido, pasado Acheronte
    con Leucaspis açerca de Oronte,
    en el Averno tocarle la mano.

    167 »'Ya pues, si deve en este grant lago
    guiarse la flota por dicho del sage,
    vos dexaredes aqueste vïage
    fasta ver día non tan azïago;
    las deidades levar por falago
    devedes, veyendo señal de tal plaga;
    non dedes causa a Gibraltar que faga
    en sangre de reyes dos vezes estrago'.

    168 »El conde, que nunca de las abusiones
    creyera, nin menos de tales señales,
    dixo: 'Non pruevo por muy naturales,
    maestro, ninguna de aquestas razones;
    las que me dizes nin bien perfecçiones
    nin veras prenósticas son de verdat,
    nin los indiçios de la tempestad
    non veemos fuera de sus opiniones.

    169 »'Aun si yo viera la mestrua luna
    con cuernos escuros mostrarse fuscada,
    muy rubicunda o muy colorada,
    creyera que vientos nos diera Fortuna;
    si Febo, dexada la delia cuna,
    ígneo viéramos o turbolento,
    temiera yo pluvia con fuerça de viento:
    en otra manera non sé que repuna.

    170 »'Nin veo tampoco que vientos delgados
    muevan los ramos de nuestra montaña,
    nin fieren las ondas con su nueva saña
    la playa con golpes más demasiados;
    nin veo dalfines de fuera mostrados,
    nin los merinos bolar a lo seco,
    nin los caístros fazer nuevo trueco,
    dexar las lagunas por ir a los prados.

    171 »'Nin baten las alas ya los alçïones,
    nin tientan jugando de se roçiar,
    los quales amansan la furia del mar
    con sus cantares e lánguidos sones,
    e dan a sus fijos contrarias sazones,
    nido en invierno con grande pruína,
    do puestos, açerca la costa marina
    en un semilunio les dan perfeçiones.

    172 »'Nin la corneja non anda señera
    por el arena seca paseando,
    con su cabeça su cuerpo bañando
    por ocupar el agua venidera;
    nin buela la garça por alta manera,
    nin sale la fúlica de la marina
    contra los prados, nin va, nin declina
    como en los tiempos adversos fiziera.

    173 »'Desplega las velas, pues, ¿ya qué tardamos?
    e los de los bancos levanten los remos,
    a bueltas del viento mejor que perdemos;
    non los agüeros, los fechos sigamos,
    pues una empresa tan santa levamos
    que más non podría ser otra ninguna;
    presuma de vos e de mí la Fortuna
    non que nos fuerça, mas que la forçamos'.

    174 »Tales palabras el conde dezía
    que obedesçieron el su mandamiento
    e dieron las velas infladas al viento,
    non padesçiendo tardança la vía;
    segunt la Fortuna lo ya desponía,
    llegaron açerca de la fuerte villa
    el conde con toda la rica quadrilla,
    e por el agua su flota seguía.

    175 »Con la bandera del conde tendida
    ya por la tierra su fijo viniera
    con mucha más gente qu'el padre le diera,
    bien a cavallo e a punto guarnida,
    por que a la ora que fuese la grida,
    súpitamente, en el mesmo deslate,
    por çiertos lugares oviese combate
    la villa que estava desaperçebida.

    176 »El conde y los suyos tomaron la tierra
    que era entre el agua y el borde del muro,
    logar con menguante seco e seguro,
    mas con la cresçiente del todo se çierra;
    quien llega más tarde presume que yerra,
    la pavesada ya junta sus alas,
    levantan los troços, cresçen las escalas,
    cresçen las artes mañosas de guerra.

    177 »Los moros, sintiendo cresçer los engaños,
    veyéndose todos çercados por artes
    e combatidos por tantas de partes,
    allí socorrieron do ivan más daños,
    e con nesçesarios dolores estraños
    resisten con saña las fuerças agenas;
    botan los cantos desde las almenas,
    y lançan los otros que non son tamaños.

    178 »Bien como médico mucho famoso
    que tiene el estilo por mano seguido,
    en cuerpo de golpes diversos ferido
    luego socorre a lo más peligroso,
    así aquel pueblo maldito, sañoso,
    sentiendo más daños de parte del conde,
    a grandes quadrillas juntado, responde
    allí do el peligro más era dañoso.

    179 »Allí desparavan bombardas e truenos
    e los trabucos tiravan ya luego
    piedras e dardos e fachas de fuego
    con que fazían los nuestros ser menos;
    algunos de moros tenidos por buenos
    lançan temblando las sus azagayas,
    pasan las lindes, palenques e rayas,
    doblando su fuerça con miedos agenos.

    180 »Mientra morían e mientra matavan,
    de parte del agua ya cresçen las ondas,
    y cubren las mares sobervias e fondas
    los campos que ante los muros estavan,
    tanto que los que de allí peleavan
    a los navíos si se retraían,
    las aguas cresçidas les ya defendían
    llegar a las fustas que dentro dexavan.

    181 »Con peligrosa e vana fatiga
    pudo una barca tomar a su conde,
    la qual lo levava seguro, si donde
    estava nol fuera bondat enemiga:
    padesçe tardança, si quieres que lo diga;
    quando quedavan e ir lo veían,
    de muchos que ir con él non podían
    ¡presume qué boz dolorosa se siga!

    182 »Entrando tras él por el agua, dezían:
    'Magnánimo conde, ¿ya cómo nos dexas?,
    nuestras finales e últimas quexas
    en tu presençia favor nos serían;
    las aguas la vida nos ya desafían:
    si tú non nos puedes prestar el bevir,
    danos linaje mejor de morir:
    daremos las manos a más que devían,

    183 »'e bolveremos a ser sometidos
    a aquellos adarves, maguer non devamos,
    por que los tuyos moriendo podamos
    ser dichos muertos mas nunca vençidos;
    sólo podremos ser redargüidos
    de temeraria, inmensa osadía,
    mas tal infamia mejor nos sería
    que non en las aguas morir sepelidos'.

    184 »Fizieron las bozes al conde a desora
    bolver la su barca contra las saetas
    e contra las armas de los mahometas,
    ca fue de temor piedat vençedora.
    Avía Fortuna dispuesto la ora,
    e como los suyos comiençan a entrar,
    la barca con todos se ovo anegar
    de peso tamaño non sostenedora.

    185 »Los míseros cuerpos ya non respiravan,
    mas so las aguas andavan ocultos,
    dando y trayendo mortales singultos
    de aguas, la ora que más anelavan;
    las vidas de todos ansí letigavan
    que aguas entravan do almas salían;
    la pérfida entrada las aguas querían,
    la dura salida las almas negavan».

    186 ¡O pïedat fuera de medida!
    ¡O ínclito conde!, quisiste tan fuerte
    tomar con los tuyos enantes la muerte
    que no con tu fijo gozar de la vida.
    Si fe a mis versos es atribuida,
    jamás la tu fama, jamás la tu gloria
    darán a los siglos eterna memoria:
    será muchas vezes tu muerte plañida.

    187 Después que yo vi que mi guiadora
    avía ya dado su fin a la estoria,
    yo le suplico me faga notoria
    la vida de otros que allí son agora;
    la qual, mis plegarias oídas, implora
    el divino nombre con más sumo grado,
    el qual omillmente por ella invocado,
    respóndeme breve como sabidora:

    188 «Las claras virtudes, los fechos estremos,
    la biva victoria que Mares atorga
    al conde bendito don Juan de Mayorga,
    razón non lo sufre que nos lo callemos;
    alçe Fortuna sus pérfidos remos,
    Fama sus alas doradas levante,
    por que la vida de aqueste se cante
    jamás por el modo que nos cantaremos.

    189 »Primero su vida muy leda cantamos,
    su mano feroçe, potente, famosa,
    segundo la su joventud virtuosa,
    terçero su muerte tan presta lloramos;
    mas con los que tanto sus fechos amamos
    usó de clemençia la divina mano:
    dexónos en prendas a un tal hermano
    con cuya vida su muerte olvidamos.

    190 »Aquel que tú vees con la saetada,
    que nunca más faze mudança del gesto,
    mas por virtud de morir tan honesto
    dexa su sangre tan bien derramada
    sobre la villa no poco cantada,
    el adelantado Diego de Ribera
    es, el que fizo la vuestra frontera
    tender las sus faldas más contra Granada.

    191 »Dentro en Ematía más Çeva non pudo
    mostrarse animoso, allí donde quiso
    sacarse aquel asta de medio del viso
    quel diera Cortino con fierro atan crudo,
    nin tanto constante aquél no estudo
    donde aquel triste de Aulo, creyendo
    que la virtud le faltase muriendo,
    más lo fallava feroçe e sañudo.

    192 »Tú adelantaste virtud con estado,
    muriendo muy firme por la santa ley;
    tú adelantaste los reinos al rey,
    seyéndole firme, leal e criado;
    tú adelantaste tu fama, finado,
    en justa batalla moriendo como ombre;
    pues quien de tal guisa adelanta su nombre,
    ¡ved si devía ser adelantado!

    193 »El que de días paresçe mayor,
    por ira tan justa su gesto sañudo,
    que preso e ferido demuestra que pudo
    enantes matarlo pesar que dolor,
    aquel que tú vees con tan grande honor
    el adelantado es aquél de Perea,
    que ovo victoria de tanta pelea
    que bien lo podemos llamar vençedor.

    194 »Ansí como Curio perdió la cobdiçia
    de toda su vida, veyendo el estrago
    çerca los rotos muros de Cartago,
    que fizo en su gente Juba con maliçia,
    porque con falso color de justiçia
    Curio, queriendo a Juba grant mal,
    quisiera tirarle la silla real
    quando mandava la ley tribuniçia,

    195 »pues bien como Curio non pudo sofrir
    el ánima contra la falsa fortuna,
    así el de Perea, veyendo la puna,
    muertos los suyos, non quiso bivir;
    antes comiença, moriendo, a dezir:
    'Sobro a quien fizo sobrar mi virtud;
    pues la vergoñosa no es buena salud,
    purgue la falta el honesto morir'.

    196 »El otro mançebo de sangre ferviente,
    que muestra su cuerpo sin forma ninguna,
    par en el ánimo, no en la fortuna,
    con las virtudes del padre valiente,
    Narbáez es aquél, el qual agramente
    muriendo, deprende vengar la su muerte,
    la qual, infortunio de non buena suerte,
    saltea con manos de pagana gente.

    197 »Segunt lo que fizo su padre Rodrigo,
    bien lo podemos fazer semejante
    Evandro a su padre, su fijo a Palante
    al qual el comienço fue fin enemigo;
    mas es otorgada, sin esto que digo,
    a él la corona del çielo e la tierra
    que ganan los tales en la santa guerra
    do fin semejante les es más amigo».

    198 Allí, Johan de Merlo, te vi con dolor,
    mayor vi tu fin que non vi tu miedo,
    mayor vi tu daño que non el remedio
    que dio la tu muerte al tu matador.
    ¡O porfïoso, pestífero error!
    ¡O fados crueles, sobervios, rabiosos,
    que siempre robades los más virtuosos,
    e perdonades la gente peor!

    199 Bien te creemos que tú non pensaste
    semblante finida de todo tu bien,
    quando al Enrique ya de Remestién
    por armas e trançes en Bala sobraste;
    pues non menos farias quando te fallaste
    en Ras con aquel señor de Charní,
    donde con tantos honores así
    tu rey e tus regnos e manos onrraste.

    200 Ya de más gentes diversas que viera
    tanto fallava sus letras de fuertes
    que fiz que me diese sus nombres e suertes
    aver por estoria la mi compañera;
    la qual, inclinada como plazentera
    a las plegarias del mi simple voto,
    con armonía de estilo devoto
    respuso cantando por esta manera:

    201 «Aquél que tú vees al çerco tornado,
    que quiere sobir e se falla en el aire,
    mostrando su rostro robado donaire
    por dos desonestas feridas llagado,
    aquél es el d'Avalos mal fortunado,
    aquél es el limpio mançebo Lorenço,
    que fizo en un día su fin e comienço,
    aquél es el que era de todos amado;

    202 »el mucho querido del señor infante,
    que siempre le fuera señor como padre;
    el mucho llorado de la triste madre,
    que muerto ver pudo tal fijo delante.
    ¡O dura Fortuna, cruel tribulante!
    Por ti se le pierden al mundo dos cosas:
    la vida, e las lágrimas tan piadosas
    que ponen dolores de espada tajante.

    203 »Bien se mostrava ser madre en el duelo
    que fizo la triste, después ya que vido
    el cuerpo en las andas sangriento tendido
    de aquel que criara con tanto reçelo:
    ofende con dichos crueles el çielo
    con nuevos dolores su flaca salud,
    e tantas angustias roban su virtud
    que cae por fuerça la triste en el suelo;

    204 »e rasga con uñas crueles su cara,
    fiere sus pechos con mesura poca;
    besando a su fijo la su firía boca,
    maldize las manos de quien lo matara,
    maldize la guerra do se començara,
    busca con ira crueles querellas,
    niega a sí mesma reparo de aquéllas
    e tal como muerta biviendo se para.

    205 »Dezía, llorando, con lengua raviosa:
    '¡O, matador de mi fijo, cruel!'
    mataras a mí e dexaras a él,
    que fuera enemiga non tan porfiosa;
    fuera la madre muy más digna cosa,
    para quien mata levar menor cargo;
    e non te mostraras a él tan amargo
    nin triste dexaras a mí querellosa.

    206 »'Si antes la muerte me fuera ya dada,
    çerrara mis ojos con estas sus manos
    mi fijo, delante de los sus hermanos,
    e yo non muriera más de una vegada;
    ansí morré muchas, desaventurada,
    que sola padesco lavar sus feridas
    con lágrimas tristes e non gradesçidas,
    maguer que lloradas por madre cuitada'.

    207 »Ansí lamentava la pía matrona
    al fijo querido que muerto tú viste,
    faziéndole ençima semblante de triste,
    segunt al que pare faze la leona;
    ¿pues dónde podría pensar la persona
    los daños que causa la triste demanda
    de la discordia del reino que anda,
    donde non gana ninguno corona?»

    208 E vi por lo alto venir ya volando
    el ánima fresca del santo clavero,
    partida del cuerpo del buen cavallero
    que por su justiçia murió batallando;
    si fe merescieren mis versos trobando,
    jamás en los siglos será muy perfecto
    el nombre famoso de aquel buen electo,
    que bien yo non puedo loar alabando:

    209 electo de todos por noble guerrero,
    electo maestro por muy valeroso,
    electo de todos por muy virtüoso,
    por mucho constante, fiel, verdadero,
    al qual un desastre mató postrimero
    con piedra que fizo de fonda reveses;
    por que maldigo a vos, mallorqueses,
    vos que las fondas fallastes primero.

    210 Veyendo yo gentes allí tan apuestas,
    dixe: «Entre tanto valiente varón,
    ¿cómo non vemos al fuerte Milón
    que al templo levava un grant toro a cuestas?»
    La mi guiadora con dulçes respuestas
    respuso: «La rueda de Mares presenta
    los que por fuertes virtud representa;
    de fuerça desnuda non faze ella fiestas.

    211 »Fuerça se llama, mas non fortaleza,
    la de los miembros o grant valentía;
    la grant fortaleza en el alma se cría
    que viste los cuerpos de rica nobleza,
    de cuerda osadía, de grant gentileza,
    de mucha costançia, de fe e lealdad:
    a tales esfuerça su abtoridat
    que débiles fizo la naturaleza».

    212 Muy claro prínçipe, rey escogido,
    de los que son fuertes por esta manera
    la vuestra corona magnífica quiera
    tener con los tales el reino regido;
    ca éstos más aman con justo sentido
    la recta justiçia que non la ganançia,
    e rigen e sirven con mucha costançia
    e con fortaleza en el tiempo devido.

    213 Es fortaleza, pues, un grant denuedo
    que sufre las prósperas e las molestas;
    salva las cosas que son desonestas,
    otras ningunas non le fazen miedo;
    fuye, desdeña, depártese çedo
    de las que diformes por viçio se fazen;
    las grandes virtudes inmenso le plazen,
    plázele el ánimo firme ser quedo.

    214 E vi los que reinan en paz glorïosa
    e los muy humanos a sus naturales,
    e muchos de aquellos, seyendo mortales,
    viven çelando la pública cosa;
    e vi baxo d'éstos grant turba llorosa
    de los invasores e grandes tiranos,
    que por exçeso mortal de sus manos
    dexan la fama cruel, mostrüosa.

    215 Vimos sin armas a Octavïano,
    que ovo los tiempos ansí triumphales
    e tanto paçífico el mundo de males
    que tovo çerradas las puertas de Jano;
    e vimos la gloria del bravo romano,
    guarda fiel de la tarpea torre,
    aquel que con todas sus fuerças acorre
    contra la fambre del nuevo tirano.

    216 E vimos a Codro gozar de la gloria,
    con los costantes e muy claros Deçios,
    los quales tovieron en menores preçios
    sus vidas delante la noble victoria;
    estava Torquato, con digna memoria,
    seyendo del fijo cruel matador,
    maguer que lo vido venir vençedor,
    porque passara la ley ya notoria.

    217 Dos vengadores de la servidumbre
    muy animosos estavan los Brutos,
    de sangre tirana sus gestos polutos
    non permitiendo mudar su costumbre;
    están los Catones ençima la cumbre,
    el buen Utiçense con el Censorino,
    los quales se dieron martirio condigno
    por non ver la cuita de tal muchedumbre.

    218 Estava la imagen del pobre Fabriçio,
    aquel que non quiso que los senadores
    oro nin plata de los oradores
    tomasen, nin otro ningunt benefiçio,
    provando que fuese más ábil ofiçio
    al pueblo romano querer poseer
    los que poseían el oro, que aver
    todo su oro con cargo de viçio.

    219 ¡O siglo perverso, cruel, engañoso!,
    pues das a señores tan grandes ofiçios,
    danos entre ellos algunos Fabriçios
    que fagan al pueblo bien provechoso;
    e los que presumen con acto glorioso
    de más animosos que nuestros mayores
    fiziéssense dignos o meresçedores
    del nombre de alguno que fue virtüoso.

    220 Alçamos los ojos ya contra la gloria
    del çerco costante de nuestros presentes,
    donde fallamos las insignas gentes
    de los que non muere jamás su memoria;
    e vimos la fama vulgar e notoria,
    o loor de los reyes de España la clara,
    con la trabea real e tiara,
    que son los insignos de noble victoria.

    221 Al nuestro rey magno bienaventurado,
    vi sobre todos en muy firme silla,
    digno de reino mayor que Castilla:
    velloso león a sus pies por estrado,
    vestido de múrice, ropa de estado,
    ebúrneo çeptro mandava su diestra
    e rica corona la mano siniestra,
    más prepolente que el çielo estrellado.

    222 Tal lo fallaron ya los oradores
    en la su villa de fuego çercada,
    quando le vino la gran embaxada
    de bárbaros reyes e grandes señores;
    e tal lo dexaron los que con honores
    buelven alegres de dones onustos,
    don Juan alabando sobre los Agustos
    por sus facundos interpretadores.

    223 Perded la cobdiçia, vos, pobres mortales,
    de aqueste trïunfo e de todas sus leyes;
    do vedes los grandes señores e reyes
    envidia no os fagan sus grandes caudales;
    los quales son una simiente de males
    que deve fuir qualquier entendido,
    ya mayormente que, bien discutido,
    las vuestras riquezas son más naturales.

    224 Embidia más triste padesçen aquellos
    de bienes diversos a vosotros dados,
    que non la cobdiçia que por sus reinados
    todos vosotros podéis aver d'ellos:
    ca todos vosotros queredes ser ellos
    sólo por uso de la su riqueza,
    y ellos vosotros do naturaleza
    vos fizo conplidos de dones más bellos.

    225 Hanvos embidia de la fermosura
    quando la suya non bien se conforma;
    hanvos embidia la fermosa forma,
    e muchas vegadas la desemboltura;
    hanvos embidia prudençia e mesura,
    fuerça, coratge, e más la salud:
    pues ved ser en ellos non tanta virtud,
    nin toda en riquezas la buenaventura.

    226 Demás que Fortuna con grandes señores
    estado tranquilo les menos escucha,
    e más a menudo los tienta de lucha
    e anda jugando con los sus honores;
    e como los rayos las torres mayores
    fieren enante que no en las baxuras,
    así dan los fados sus desaventuras
    más a los grandes que a los menores.

    227 ¡O vida segura la mansa pobreza,
    dádiva santa desagradesçida!
    Rica se llama, non pobre, la vida
    del que se contenta bevir sin riqueza;
    la trémula casa, humil en baxeza,
    de Amiclas el pobre muy poco temía
    la mano del Çésar que el mundo regía,
    maguer que llamase con grant fortaleza.

    228 La grant avideza de la tiranía
    vimos, venidos al ínfimo çentro,
    do muchos señores están tan adentro
    que non sé qué lengua los explicaría;
    vimos entre ellos, sin ver alegría,
    los tres Dionisios siracusanos,
    con otro linaje cruel de tiranos
    que Dios en el mundo por plagas embía.

    229 Yonus primero falló la moneda,
    e firió de cuño los mistos metales,
    al qual yo maldigo, pues tantos de males
    causó en la semiente que nunca va queda;
    por ésta justiçia se nos desereda,
    los reinos por ésta nos escandalizan,
    por ésta los grandes ansí tiranizan
    que non sé quien viva seguro nin pueda.

    230 Sanad vos los reinos de aqueste reçelo,
    o prínçipe bueno, o novel Agusto,
    o lumbre de España, o rey mucho justo,
    pues rey de la tierra vos fizo él del çielo;
    e los que vos sirven con malvado zelo,
    con fambre tirana, con non buena ley,
    fazed que deprendan temer a su rey,
    por que justiçia non ande por suelo.

    231 Justiçia es un çeptro que el cielo crió,
    que el grand universo nos faze seguro,
    hábito rico del ánimo puro,
    introduzido por pública pro;
    e por igual peso jamás conservó
    todos estados en los sus ofiçios;
    es más açote que pugne los viçios,
    non corruptible por sí nin por no.

    232 E vimos, al último çerco venidos,
    las grandes personas en sus monarchías,
    e los que rigen las sus señorías
    con moderada justiçia temidos;
    e vimos debaxo los que non punidos
    sufren que passen males e viçios
    e los que, pigros en los sus ofiçios,
    dexan los crímenes mal corregidos.

    233 «¡O tú, Providencia!, declara de nuevo
    quién es aquel cavallero que veo,
    que mucho en el cuerpo paresçe Tideo,
    e en el consejo Nestor el longevo;
    por que yo fable de aquél lo que devo,
    si libre pudiere salir deste valle,
    no sufras tal ignorancia que calle
    lo que notorio por ojos apruevo».

    234 Así como fazen los enamorados
    quando les fablan de lo que bien quieren,
    alegran los ojos doquier que estovieren,
    e cobran semblantes muy más alterados,
    non fizo menos alegres estados
    la Providençia a lo quel preguntara
    e luego respuso con alegre cara,
    pospuestos los otros divinos cuidados:

    235 «Este cavalga sobre la Fortuna
    e doma su cuello con ásperas riendas;
    aunque dél tenga tan muchas de prendas,
    ella no le osa tocar a ninguna;
    míralo, míralo en plática alguna,
    con ojos humildes, non tanto ferosçes;
    ¿cómo, indiscreto, y tú non conosçes
    al condestable Álvaro de Luna?»

    236 «Agora», respuse, «conosco mejor
    aquel cuyo ánimo, virtud e nombre
    tantas de partes le fazen de ombre
    quantas estado le da de Señor,
    las quales le fazen ser meresçedor:
    ser fecho de mano de nuestro grant rey,
    e clara esperiençia de su firme ley,
    e de la Fortuna jamás vençedor».

    237 Aunque la contra creo que sentían
    los que quisieron aver confïança
    más en el tiempo que en buena esperança,
    quando los mundos se nos rebolvían;
    digo de algunos que así lo fazían
    en el comienço de aquellas quistiones,
    que so color de çiertas razones
    al condestable se le despedían.

    238 Fueron movidos a esto fazer,
    segunt argumento de lo que presumo,
    los que çegaron del túrbido fumo
    e fama que entonçes se pudo tender
    de algunos que mucho quisieron saber,
    por unas palabras de fembra mostrada
    en çercos e suertes de arte vedada,
    la parte que avía de prevalesçer.

    239 Segunt la respuesta, paresçe, que ovieron
    juzgaron por menos allí favorable
    el fecho y la vida del su condestable,
    e quiçá por esto se le despedieron;
    mas si los fechos segunt los fizieron
    vos plaze, lectores, que vos lo relate,
    sufrid que mis versos un poco dilate,
    por que no vengamos en lo que vinieron.

    240 Por mucho que el sabio prudente, discreto
    encubre por cabo sus fechos e zela,
    más son las cosas que Fama revela
    que non las que sabe callar el secreto;
    éstos, aviendo medroso respecto,
    con una persona muy encantadera
    tovieron secreto lugar e manera
    donde sus suertes ovieron efecto.

    241 Pulmón de linçeo allí non fallesçe,
    de yena non menos el nudo más tuerto,
    después que formada de espina de muerto,
    e ojos de loba después que encaneçe,
    medula de çiervo que tanto envejesçe
    que traga culuebra por rejuvenir,
    e de aquella piedra que sabe adquerir
    el águila quando su nido fornesçe.

    242 Allí es mesclada grant parte de echino,
    el qual, aunque sea muy pequeño pez,
    muchas vegadas e non una vez
    retiene las fustas que van de camino;
    pues non menos falta la que chimerino
    se engendra por yerro de naturaleza,
    e pieças de aras que por grant alteza
    son dedicadas al culto divino.

    243 Espuma de canes que el agua resçelan,
    membranas de líbica sierpe çerasta,
    çeniza de fénix, aquella que basta
    huesos de alas de dragos que buelan,
    de otras vipéreas sierpes que velan
    dando custodia a las piedras preçiosas,
    e otros diversos millares de cosas
    que el nombre non saben aun los que las zelan.

    244 Non fue tal mistura con fuego templada,
    segunt presunçiones de lo que yo arguyo,
    mas en las aguas que fierven de suyo,
    por venas sulfúreas faziendo pasada,
    la tal decoçión fue conglutinada;
    así que cualquiera cuerpo ya muerto,
    ungido con ella, podiera despierto
    dar a los bivos respuesta fadada.

    245 E busca la maga ya fasta que falla
    un cuerpo tan malo que por aventura
    le fuera negado de aver sepoltura,
    por haver muerto en non justa batalla;
    e quando de noche la gente más calla,
    pónelo ésta en medio de un çerco,
    e desde allí dentro conjura en el huerco,
    e todas las sonbras ultriçes sin falla.

    246 Ya començava la invocaçión
    con triste murmuro y díssono canto,
    fingiendo las bozes con aquel espanto
    que meten las fieras con muy triste son,
    ora silvando como dragón,
    e como tigre faziendo estridores,
    ora aullidos formando mayores
    que forman los canes que sin dueño son.

    247 Con ronca garganta ya dize: «Conjuro,
    Plutón, a ti, triste, e a ti, Proserpina,
    que me embiedes entramos aína
    un tal espíritu, sotil e puro,
    que en este mal cuerpo me fable seguro
    e de la pregunta que le fuere puesta
    me satisfaga de cierta respuesta,
    segunt es el caso que tanto procuro.

    248 »Dale salida, velloso Çervero,
    por la tu triste trifauçe garganta,
    pues su tardança non ha de ser tanta,
    e dale pasada, tú, vil marinero.
    ¿Pues ya qué fazedes? ¿a quándo os espero?
    guardad non me ensañe, si non otra vez
    faré desçendervos allá por juez
    aquel que vos truxo ligado primero».

    249 Tornándose contra el cuerpo mesquino,
    quando su forma vido seer inmota,
    con biva culebra lo fiere e açota
    por que el espíritu traiga maligno;
    el qual quiçá teme de entrar, aunque vino,
    en las entrañas eladas, sin vida,
    o, si viene el alma que dél fue partida,
    quiçá se tarda más en el camino.

    250 La maga, veyendo cresçer la tardança,
    por una abertura que fizo en la tierra:
    «Ecate» dixo «¿non te fazen guerra
    más las palabras que mi boca lança?;
    si non obedesçes la mi ordenança,
    la cara que muestras a los del infierno,
    faré que demuestres al cielo superno,
    tábida, lúrida, sin alabança.

    251 »¿E sabes, tú triste Plutón, que faré?
    Abriré las bocas por do te goviernas,
    e con mis palabras tus fondas cavernas
    de luz subitánea te las feriré;
    obedesçedme, si non llamaré
    a Demogorgón, el qual invocado,
    treme la tierra, ca tiene tal fado
    que a las Estigias non mantiene fe».

    252 Los miembros ya tiemblan del cuerpo muy fríos,
    medrosos de oír el canto segundo;
    ya forma bozes el pecho iracundo,
    temiendo la maga e sus poderíos;
    la qual se le llega con besos impíos
    e faze preguntas por modo callado
    al cuerpo ya vivo, después de finado,
    por que sus actos non salgan vazíos.

    253 Con una manera de bozes estraña
    el cuerpo comiença palabras atales:
    «Irados e mucho son los infernales
    contra los grandes del reino de España,
    porque les fazen injuria tamaña
    dando las treguas a los infieles,
    ca mientra les fueron mortales, crueles,
    nunca tovieron con ninguno saña.

    254 »Ánimas muchas fazen que non ayan
    en fazer pazes con aquella seta,
    mas ellos ya buelven con arte secreta
    otros lugares por donde les vayan;
    e porque fizieron las pazes, asayan
    sembrar tal discordia entre castellanos
    que fe non se guarden hermanos a hermanos,
    por donde los tristes fenescan e cayan

    255 »E quedarán d'ellos tales dignitades,
    e sobre partir tales discordanças,
    que por los puños romper muchas lanças
    veréis, e rebuelta de muchas çibdades;
    por ende, vosotros, esos que mandades,
    la ira, la ira bolved en los moros;
    non se consuman ansí los thesoros
    en causas non justas como las hedades.

    256 »E del condestable juzgando su fecho,
    ansí determino su fado e pregono:
    será retraído del sublime trono
    e aun a la fin del todo desfecho;
    pues ya venir en un tal estrecho,
    segunt lo que fallo, forçado conviene,
    finja color el que la non tiene,
    e cada qual busque temprano provecho».

    257 ¡Quántas liçençias e despedimientos
    al buen condestable fueron demandadas!
    ¡Quántos fizieron palabras osadas,
    con vana sobervia de los mudamientos!
    Fortuna, que nunca nos tovo contentos,
    faze ya muchos partirse, dexando
    al su señor propio, non bien acatando
    qué fin avrían sus meresçimientos.

    258 Los que se parten por tal novedat
    liçençia por muchas razones pretenden:
    unas alegan, mas otras entienden,
    e cubren con falsa color de verdat;
    pues ya detenedvos, siquier esperad,
    porque entre buenos razón non admite
    causas que ponga ninguno nin quite,
    quando el señor es en nesçesidat.

    259 Al gamaleón que en el aire se cría
    son semejantes los tales efectos,
    que tantos y quantos tocare de objectos
    de tantas colores se buelv'en el día.
    O rica nobleza, o gran fidalguía,
    o ínclita sangre, tú, ¿cómo sostienes
    por vana coddiçia de mundanos bienes
    tocar los umanos tal vil villanía?

    260 Fama vos mueva de justo deseo
    pues tanto que a Çésar siguió Labïeno
    siempre le dieron el nombre de bueno,
    fasta que tovo señor a Pompeo;
    así los señores, segunt lo que veo,
    los que a dos partes ansí prevarican
    menos los precian si más los platican;
    danles partido, mas non buen arreo.

    261 Como los árboles presto se secan
    que muy a menudo las gentes remudan,
    así los que a muchos señores ayudan
    en vicio semblante presumo que pecan;
    e como las peñas que de alto derruecan
    fasta lo fondo no son detenidas,
    así acaesçe a los que sus vidas
    con muchos señores descojen e truecan.

    262 ¡O vil cobdiçia, de todos errores
    madre e carrera de todos los males,
    que çiegas los ojos así de mortales
    en las condiçiones de los servidores;
    tú que enduresçes así los señores,
    y que los méritos tanto fatigas
    de vana esperança que a muchos obligas
    atales miserias fazer e mayores!

    263 Después ya del caso del todo pasado,
    los ya nuevamente fechos adversarios,
    veyendo los fines del todo contrarios
    al triste juizio que estava fadado,
    buelven aquella que les avía dado
    las execrables e duras respuestas,
    diziéndole cómo non fueran aquéstas
    las grandes fortunas que havía memorado.

    264 «Si las palabras», responde, ella fiero
    «sobre el condestable vos bien acatastes,
    e las fortunas venidas mirastes,
    veréis que ha salido todo verdadero:
    ca si le fuera fadado primero
    que presto desfecho sería del todo,
    mirad en Toledo, que por este modo
    lo ya desfizieron con armas de azero.

    265 »Ca un condestable armado, que sobre
    un gran vulto de oro estava asentado,
    con manos sañosas vimos derribado
    e, todo desfecho fue tornado cobre.
    ¿Pues cómo queredes que otra vez obre
    Fortuna, tentando lo que es importuno?
    Basta que pudo derribar el uno,
    que al otro más duro lo falla que robre».

    266 Ansí como fazen los bravos leones
    quando el ayuno les da grandes fambres,
    comen las carnes eladas, fïambres,
    porque las bivas les dan evasiones,
    bien así fazen las costellaçiones
    quando a sus fados fallan un obstante:
    fartan sus iras en forma semblante
    donde executan las sus impresiones.

    267 Por ende, magnífico, grant condestable,
    la çiega Fortuna, que avía de vos fambre,
    farta la dexa la forma de arambre:
    de aquí en adelante vos es favorable;
    pues todos notemos un caso mirable
    e nótenlo quantos vinieren de nos:
    que de vos y d'ella, e d'ella e de vos
    nunca se parte ya paz amigable.

    268 El lúçido Febo ya nos demostrava
    el don que non pudo negar a Fetonte:
    subiendo la falda del nuestro orizonte,
    del todo la fosca tiniebla privada;
    sus crines doradas así dilatava
    que todas las selvas con sus arboledas,
    cumbres e montes e altas roquedas,
    de más nueva lumbre los iluminava.

    269 Yo, que las señas vi del claro día,
    pensé si los fechos de lo relatado
    oviesse dormiendo ya fantasticado,
    o fuesse veraçe la tal compañía;
    dispuse conmigo que demandaría
    por ver más abierta la informaçión,
    quier fuesse vera, quier ficta visión,
    a la Providençia que siempre me guía.

    270 Así que propuse por esta manera:
    «¡O grant profetisa, quienquier que tú seas!,
    con ojos iguales suplico que veas
    mi dubda e le prestes razón verdadera;
    yo te demando, gentil compañera,
    me digas del nuestro grand rey e fiel
    qué se dispone en el çielo de aquél».
    E luego con boca fabló plazentera:

    271 «Será rey de reyes, e rey de señores,
    sobrando e vençiendo los títulos todos
    e las fazañas de reyes de godos
    e rica memoria de los sus mayores;
    e tal e tan alto favor de loores
    sus fechos ilustres al tu rey darán
    que en su claro tiempo del todo serán
    con él olvidados sus anteçesores.

    272 «Será Gerión con los olvidados;
    será como muerta la fama de Çindo,
    rey de los godos, magnífico, lindo,
    uno primero de los bateados;
    serán adormidos e non relatados
    los fechos de Bamba con el nuevo uso,
    rey de Castilla que primero puso
    términos justos a los obispados.

    273 »Será olvidado lo más de lo antigo,
    veyendo su fama cresçer atán rica,
    serán olvidados los fechos d'Egica,
    visneto de Çindo e fijo de Eurigo;
    será Batizanus segunt lo que digo,
    morrá la memoria segunt que su dueño,
    e ante los suyos serán como sueño
    los fechos mayores del godo Rodrigo.

    274 »A éste los fechos del pobre Pelayo
    reconosçerán, maguer que feroçe,
    tanta ventaja quanta reconosçe
    el triste deziembre al fermoso mayo;
    en éste non miedo pornán ni desmayo
    los enemigos a él capitales,
    antes más rezio verná por los tales
    que viene la flama de esgrima de rayo.

    275 »Fabila olvidado será en aquel ora
    e los claros fechos de Alfonso el primero,
    aquél que a Segovia ganó de guerrero,
    Bragana, Flavia, Ledesma e Çamora,
    e a Salamanca nos dio fasta agora,
    Astorga, Saldaña, León e Simancas,
    Amaya, Viseo, faziéndonos francas
    de moros con mano jamás vençedora.

    276 »Conquiso Sepúlveda con lo ganado,
    Ernés, Portugal, e poblólas luego
    de gente de Asturias e mucho gallego,
    gentío que vino de buelta mesclado,
    e de vizcaínos fue parte poblado:
    mas quanto tú oyes que fizo aquel rey,
    mediante de todo la divina ley,
    será con lo d'éste jamás olvidado.

    277 »Entonçes Fruela por los sus errores
    callará los casos de su triste muerte,
    el qual al ermano fue tanto de fuerte
    que su omeçida lo fazen actores;
    si los fechos buenos ante los mejores
    se olvidan e callan por grandes los chicos,
    ¡quánto más presto deven los inicos
    callar ante fechos de grandes valores!

    278 »Ante los suyos serán adormidos
    los fechos del casto Alfonso el segundo,
    que fizo en Oviedo por quien fizo el mundo
    templo do sean sus santos servidos;
    ni menos los fechos serán repetidos
    de Calvo Laín e de Nuño Rasuera,
    antes darán más abierta carrera
    a los que ser deven por éste complidos.

    279 »Callarse han los fechos del magno Fernando,
    de Sancho su fijo e Alfonso el terçero,
    que al fuerte Toledo ganó de primero,
    e irán do fueren, ante éste callando;
    la fama que fuere aquéste cobrando,
    el quarto Alfonso que fue emperador,
    la irá perdiendo, e por su valor
    al segundo Sancho irán olvidando.

    280 »Del quinto Alfonso non será membrança,
    que la de las Navas vençió de Tolosa,
    una batalla tan mucho famosa,
    do fue más el fecho que non la esperança;
    nin será memoria de la malandança
    del primer Enrrique que en adoleçençia
    la teja, o Fortuna, mató en Palençia,
    e sobre todo divina ordenança.

    281 »E non tan nombrado será don Fernando,
    en quien se fizieron los reinos más juntos,
    rey e corona de reyes defuntos
    que tanto su mano ganó batallando:
    éste conquiso por fuerça ganando
    el reino de Murçia con toda su tierra,
    éste conquiso por fuerça de guerra
    allende de quanto diré relatando.

    282 »Úbeda, Andújar e más a Montiel,
    Vilches e Vaños ganó con Baeça,
    cortando de moros muy mucha cabeça,
    assí como bravo señor e fiel;
    Aznatoraf e a Martos con él,
    e con Salvatierra ganó Medellín,
    sufriendo muy poco criar el orín
    en la su espada tajante, cruel.

    283 »Conquiso las villas de Castro e Vaena,
    Córdova e Eçija, Palma y Estepa,
    tanto que non se membrava do quepa
    la su fortaleza con grant dicha buena;
    ganó más Ovejo, Trujillo e Marchena,
    ganó Fornachuelos, a Luque e Montoro;
    por tales lugares sembró su thesoro,
    non cobardando fatiga nin pena.

    284 »Ganó Almodóvar e a Moratilla,
    ganó a Çueros e más Albendín,
    ganó los Gazules, después a la fin
    ganó sobre todos a la grant Sevilla;
    ganó a Xerez con la su quadrilla,
    Cádiz e Arcos, Beger e Lebrixa;
    e por que non sea mi fabla prolixa,
    callo façañas de gran maravilla.

    285 »Mas segunt aquello que está ya dispuesto
    del tu claro rey e de su magestad,
    ante sus fechos e prosperidat
    en poco ternedes lo mucho de aquesto;
    ternedes en poco los fechos del sesto
    Alfonso, persona de tanto misterio
    que fue de Alemaña llamado al imperio,
    segunt que leyendo nos es manifiesto;

    286 »maguer que conquiso Hellín e Chinchilla,
    las Peñas e Cuenca por fuerça d'espada,
    Montanches e Mérida la despoblada,
    Badaxós e Niebla juntó con Castilla,
    e fizo rescate de grant maravilla:
    al emperador de Constantinopla
    libró de los Turcos, mejor que mi copla
    lo dize trobando por fabla senzilla.

    287 »Iredes a Sancho terçero callando,
    aquel que la fuerte Tarifa conquiso;
    irá ya dexando de ver nuestro viso
    todos los fechos del terçer Fernando,
    aquel que Alcaudete ganó batallando,
    del que se dize morir emplazado
    de los que de Martos ovo despeñado,
    segunt dizen rústicos d'esto cantando.

    288 »El sétimo Alfonso, su rebisabuelo,
    querrá ser vençido de su revisnieto,
    e por que más sea famoso, perfeto,
    avrá mayor gloria do goza en el çielo;
    non embargante que puso por suelo
    todos los reyes de Benamarín,
    ganó más las Cuevas e a Locovín
    con muy animoso, magnífico zelo.

    289 »A Teba e Cañete ganó conqueriendo,
    a Rute e Priego e a Carcabuey,
    faziendo fazañas conformes a rey,
    a todos peligros remedio poniendo;
    prolixa fatiga por gloria sufriendo,
    conquiso de moros la grant Algezira;
    conquiso Bençaide, tomada por ira,
    e Benamexí más a punto seyendo.

    290 »Entonces veredes escura la fama
    del bravo don Pedro, segunt la clemençia
    que d'éste se muestra por fe d'esperiençia,
    seyendo constante jamás a quien ama;
    veredes çessada la muy clara fama
    de aquel don Enrrique, su buen visabuelo;
    veredes con éste callar al abuelo,
    aunque por nombre semblante se llama.

    291 »Tú, don Enrrique, querrás ser callado,
    tú que concordia de toda tu tierra
    pudiste ser dicho, sin punto de guerra
    teniendo tu reino tan bien sosegado;
    aunque tu fijo más aventurado
    reinar en la tierra desde el çielo veas,
    assaz es a ti que por padre tú seas
    de aqueste muy alto don Juan pregonado».

    292 Assí profetava la mi guiadora,
    rey soberano, las vuestras andanças,
    dándovos alto favor de esperanças
    con lengua fatídica e boca sonora,
    e más abaxando su boz sabidora,
    representava ya, como callando,
    los tiempos futuros de cómo e de quándo
    será vostra mano jamás vençedora.

    293 Yo que quisiera ser çertificado
    d'estas andanças y quándo serían,
    e quándo los tiempos se nos mudarían,
    o quándo veríamos el reino apacado,
    iten quisiera ser más informado
    de toda la rueda que dixe futura,
    e de los fechos que son de ventura
    o que se rigen por curso fadado.

    294 Mas la imagen de la Providençia
    fallé de mis ojos ser evanesçida,
    e vi por lo alto su clara subida
    fazer afectando la dina exçelençia;
    yo deseando con grant reverençia
    tener abraçados sus miembros garridos,
    fallé con mis braços mis onbros ceñidos,
    e todo lo visto fuyó a mi presençia.

    295 Como los niños o los ignorantes,
    veyendo los átomos ir por la lumbre,
    tienden las manos por su muchedumbre,
    mas fúyenles ellos, su tacto negantes,
    por modos atales, o por semejantes,
    la mi guiadora fuyó de mis manos;
    fuyeron las ruedas e cuerpos humanos,
    e fueron las causas a mí latitantes.

    296 Pues si los dichos de grandes profetas
    e los que demuestran las veras señales,
    e las entrañas de los animales,
    e todo misterio sotil de planetas,
    e vatiçinio de artes secretas
    nos profetizan triunfos de vos,
    fazed verdaderas, señor rey, por Dios,
    las profeçías que non son perfetas.

    297 Fazed verdadera la grant Providençia,
    mi guiadora en aqueste camino,
    la qual vos ministra por mando divino
    fuerça, corage, valor e prudençia,
    por que la vuestra real exçelençia
    aya de moros puxante victoria,
    e de los vostros ansí dulçe gloria
    que todos vos fagan, señor, reverençia.

    298 La flaca barquilla de mis pensamientos1,
    veyendo mudança de tiempos escuros,
    cansada ya toma los puertos seguros,
    temiendo discordia de los elementos;
    tremen las ondas e luchan los vientos;
    cansa mi mano con el governalle,
    las nueve Musas me mandan que calle;
    fin me demandan mis largos tormentos.

    299 E ya fin les dava con gesto plaziente,
    en oçio trocando mi dulce fatiga,
    non porque mengua ni falta que diga,
    mas yerra quien dize, si dize e non siente;
    el largo trabajo secresta la mente,
    assí que fablando non siento que digo:
    por ende dispuso mi seso comigo
    dar fin al libro, callando al presente.

    300 Mas boz de muy sublime actoridad
    súbito luego me fue presentada:
    «Escrive, tú», dixo, «non desafinada
    cresca tu obra diziendo verdad,
    ca viçio non faze la prolixidad
    do trahe buen modo de satisfazer;
    si pueden favores prestarte plazer,
    favor es el mando de mi magestad».




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