Edición Española
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    Juan Meléndez Valdés

    El remordimiento

    Perdona, bella Cintia, al pecho mío,
    si evita cauto tu adorable llama;
    que Fili solo su fineza inflama,
    y él la idolatra aun en el mármol frío.

    Si amarte intento, del silencio umbrío
    su voz infausta por venganza clama:
    «¿Así, me dice, ¡oh pérfido!, se ama?
    ¡Ay!, ¡tiembla mi furor, impío!

    Vuélveme a mi inocencia y a mi pura
    candidez virginal; tú de mi pecho,
    ¡aleve, aleve!, has la virtud lanzado.

    Vuélveme a mi virtud...» Su sombra oscura
    me sigue así; y en lágrimas deshecho,
    me hallo en el duro suelo desmayado.




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